Fiesta del Santo Cristo de Ourense
Día 3 de mayo, Domingo: Noveno día de la novena y Fiesta del Santo Cristo de Ourense
Hoy, día 3 de mayo, los orensanos nos sentimos alegres, porque celebramos la fiesta del Santo Cristo de Ourense. Desde las primeras horas de la mañana la Catedral Basílica está llena a rebosar de devotos del Santo Cristo. Vienen a postrarse a los pies de la Bendita Imagen; vienen a pedir por sus necesidades materiales (la pobreza, el paro, posibles desahucios, enfermedades…); vienen a pedir por sus necesidades morales (quieren verse libres de la esclavitud de los vicios y del pecado) y vienen a pedir por sus necesidades espirituales (unidas siempre a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor). Hoy la liturgia de la Palabra nos invita a levantar la mirada, a mirar al árbol de la Cruz, a mirar al Santo Cristo de Ourense, y, con mucha fe y confianza decirle:
¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo!
Comenta el M. I. Sr. D. José Antonio Gil Sousa
Celebramos hoy el V domingo de Pascua.
En la primera lectura (Hech.6,1-7) Pablo, en Jerusalén, ante la desconfianza de los primeros cristianos, procura acercarse y les cuenta su experiencia de encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco.
Capilla de Armada. Conversión de San Pablo. |
La primera carta de Juan (IJn.3,18-24) hace un llamamiento apremiante al amor sincero de unos hacia otros. Si creemos en Cristo y guardamos sus mandamientos conseguiremos lo que pedimos. Su mandamiento es éste: que creamos en Él y nos amemos mutuamente.
En el Evangelio (Jn.15,1-8) Jesús se manifiesta como «la vid verdadera» y señala al Padre como el labrador. Nosotros somos los sarmientos que, si queremos tener vida, hemos de estar unidos a la Vid.
Columnas salomónicas en la capilla del Santo Crsito |
Todo sarmiento unido a Jesús tiene que estar vivo, lozano y pujante para dar fruto y no defraudar las esperanzas y desvelos del Viñador.
El cristiano no puede guardar la vida recibida de Dios de una forma narcisista, solipsista e infecunda. Permanecer en Jesús es cumplir sus mandamientos y vivir su misma vida.