Si bien no ha llegado completo hasta nuestros días, sigue con fidelidad el mensaje catequético de la Edad Media, encadenando las profecías del Antiguo Testamento y la Buena Noticia del Nuevo -Profetas y Apóstoles- en la figura central de Jesucristo, que vendrá nuevamente para juzgar a vivos y muertos -Apocalipsis-. La función moralizante del programa iconográfico es innegable, como puede advertirse desgranando todo el conjunto: cielo, condenación, ángeles trompeteros, que nos evocan los temores de la sociedad posterior al año 1000.
Por cercanía y por conocimiento a través de los artistas y maestros constructores, la Catedral de Ourense en su interior levantó este pórtico con una clara influencia compostelana; eso sí, casi cien años después y sin la genialidad expresiva del maestro Mateo, lo que puede apreciarse por la quietud de las imágenes que jalonan el pórtico. Pero ello motiva, no obstante, que el Pórtico del Paraíso no sea un simple trasunto del de la Gloria de Santiago, teniendo su particular composición que lo diferencia. Formado por tres arcos, el central de más altura, se caracteriza por su escultura policromada. El remate final del mismo, seguramente, tuviera lugar en los años del Obispo Lorenzo.