17 advocaciones, 17 comunidades: el canto mariano de Martín Descalzo a España, «tierra de María»
Un poema que abraza 30 advocaciones marianas y que hoy, 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María, revivimos a través de 17 para dibujar el mapa espiritual de la península.

María Rabell García Corresponsal en Roma y El Vaticano
08 sep. 2025 – 04:30. EL DEBATE
«¡Hasta siempre, España! ¡Hasta siempre, tierra de María!». Con esta despedida emocionada, san Juan Pablo II se marchaba de la península el 9 de noviembre de 1982, desde Santiago de Compostela.
Aquella frase, que aún hoy sigue resonando en el recuerdo vivo de toda una generación, inspiró al sacerdote, periodista y escritor español José Luis Martín Descalzo a dar una respuesta poética que se convirtió en un canto a las advocaciones marianas de toda España.
Un poema que recorre 30 rostros de la Virgen en nuestra geografía y que hoy, 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María y día en que tantos pueblos y ciudades honran a su patrona, recuperamos a través de 17 de ellas, una por cada comunidad autónoma.
Virgen de Covadonga, Asturias
«Nacimos a sus pies en Covadonga.
En esta gruta amaneció la historia.
Ante tí recobramos la conciencia de pueblo
y hoy gira toda Asturias en torno a su Santina,
con ternura y piropos, con devoción y lágrimas.
Tú sigues entre rocas explicándonos
que la fe es fortaleza,
tus agujas señalan el camino del cielo,
el agua de tu fuente brota sin agorarse
como el amor del alma,
tú también nos explicas que la fe es alegría».
Virgen de la Bien Aparecida, Cantabria
«En Santander quisiste ser Bien Aparecida
y a un grupo de pastores les mostraste tu rostro
para ser, ya por siempre, reina de la montaña.
Tu cuerpo es tan pequeño como una mano de hombre,
tu cara, colorada y brillante como una manzana
de Cantabria,
pero tu corazón más grande que tú misma.
Por eso pudo un Papa
nombrarte la abogada del pueblo montañés».
Nuestra Señora de Begoña, País Vasco
«En Bilbao levantaste el dedo de tu torre
que señala hacia el cielo como una gran bandera.
Con tu cara de tierna Andra-mari, Begoña,
has querido ser una mujer de nuestro pueblo,
una madre-madraza para tantos dolores,
para cerrar heridas y abrir esperanzas,
para que al ver tu rostro
entendamos que somos todos por fin hermanos
y que reine el amor donde reinó la sangre».
Santa María la Real, Navarra
«Aquí, durante siglos,
han velado sus armas los reyes y vasallos.
Ante tu real imagen ha cruzado la historia
Virgen de los navarros, Santa María la Real.
Y aquí seguimos hoy jurando vasallaje,
velando nuestras armas de la paz,
asegurándote que pasarán los siglos,
pero nunca la fe de los navarros».
Virgen de Valvanera, La Rioja
«Eres en La Rioja la Virgen de Valvanera
Y cuidas de tus hijos, de sus campos, de sus vides,
como lo hiciste en las bodas de Caná:
no sólo estás atenta para salir al paso de
las necesidades , sino que, Madre y Maestra,
señalas el camino de la felicidad en este valle:
«Haced lo que Él os diga».
Queremos, Madre, seguir tu sabio consejo.
De ti esperamos que nunca nos falte
el buen vino del amor, de la fe, de la esperanza y
de la unidad».
Virgen del Pilar, Aragón
«Aquí, ante tu Pilar, hemos estado
dos veces con el Papa
y un millón de veces a lo largo del tiempo y de los
siglos.
Tú lo sabes muy bien. ¡Si hasta hemos horadado
a besos tu columna!¡Si han sido ya millones
los niños que han rozado tu manto con sus besos!
Tú eres la columna de nuestra fe, Señora.
Entre rezos y jotas seguiremos cantándote
y tú seguirás siendo, al lado de tu Hijo,
el Pilar de esta Iglesia».
Virgen de Montserrat, Cataluña
«En Montserrat pusiste tu alto nido de águilas,
rosa de abril, morena de la sierra,
pequeña reina de los catalanes.
En tus manos sostienes tus dos grandes tesoros:
a tu Hijo y al mundo,
los dos tesoros de tu corazón.
Por eso nuestras danzas se tejen y destejen,
ante tus pies de Madre, felices y solemnes,
porque, aunque el mundo cruja, lo sabemos,
jamás podrá caerse de tus manos».
Virgen de Lluc, Islas Baleares
«En Mallorca tú eres reina de la belleza.
Porque no es que tú te parezcas a la isla,
es que la isla se parece a ti,
Virgen del Lluc, corazón de Mallorca.
Perdida en el silencio verde de la montaña,
son verdes las praderas que rodean tu ermita
para explicar al mundo que tú eres la esperanza;
y cuando el mar se duerme en tus calas más bellas
es sólo porque intentan imitar el azul de tus ojos.
La isla huele a madre.
La isla huele a gozo.
La isla huele a ti».
Virgen de la Peña de Francia, Castilla y León
«No se ha hecho la luz para ponerla bajo los
celemines,
sino para subirla sobre los candeleros.
Así tú, virgen negra, sobre el monte
iluminas la tierra parda de Salamanca.
Oculta en estas peñas
apareciste hace quinientos años
y ahí sigues brillando, como un faro
en este mar de mieses y llanuras.
Peña de Francia, reina de los charros».
Virgen del Prado, Castilla-La Mancha
«Virgen del Prado, dulce Dulcinea
de Ciudad Real y de los alcarreños.
En esta tierra ¿sabes?, somos todos quijotes
y tú eres la «señora mejor de nuestros sueños».
Ante ti hemos velado las armas de la fe,
por tu gloria la vida se nos vuelve aventura,
Virgen del Prado, Dulcinea nuestra».
Virgen de la Almudena, Madrid
«En este rompeolas de todas las Españas
tú eres el corazón, Virgen de la Almudena,
un corazón que late allá en el fondo
de todas nuestras luchas,
de todas nuestras prisas en la colmena humana.
Pasarán las políticas y quedará tu nombre.
Todos los automóviles se volverán chatarra,
pasarán los honores, los prestigios, los éxitos,
y seguirá la sangre latiendo en nuestras venas,
por ti, Señora de nuestro corazón».
Virgen de los Desamparados, Comunidad Valenciana
«En Valencia recibes tu nombre más hermoso,
Santa María de los inocentes, locos y Desamparados.
Porque todos lo somos y lo estamos.
Somos locos, porque no te queremos como tú te mereces.
Inocentes, porque nunca te cansas de pedir por nosotros.
Desamparados, porque vivimos lejos
de tu manto de madre.
Bajo él nos acogemos hoy de nuevo
como polluelos bajo la tormenta:
tú volverás en flores nuestros sueños,
por ti arderá la falla de nuestro corazón».
Virgen de la Fuensanta, Murcia
«En Murcia eres la Fuente más Santa
y más fecunda de la huerta,
Fuente Santa que riegas nuestras almas,
frescor de Dios, corriente de aguas limpias,
flor de las flores, fruta de los cielos,
río de aguas caudales, noria hondísima,
huerta que diste como fruto a Cristo».
Virgen del Rocío, Andalucía
«Y ahora… ¡a descubrirse!
Que la Blanca Paloma sale por el otero
y en el Rocío sopla un viento de locura.
Quien escribió en la copla que
«tan sólo en el cielo te aman mejor»
se quedaba… una miajita corto:
¡Habrá que ver si saben en el cielo
montarte un triunfo así!».
Virgen de Guadalupe, Extremadura
«Tú eres recia, Señora, en Guadalupe,
como recia es la tierra de nuestra Extremadura.
Pobre como nosotros.
Aldeana como lo son tus hijos,
tostada por el sol como una guadalupana más.
Tú, madre del coraje,
que engendraste a los hijos
que engendraron América,
enséñanos ahora a ser hondos y serios,
como esta dura tierra en que, juntos, vivimos».
Virgen Peregrina, Galicia
«En Pontevedra vuelve la ternura
a tu rostro, Virgen Peregrina,
cara de niña, joven muñeca de los cielos.
Empuñas tu bordón de caminante
y, gracias a él, sabemos
que fuiste la primera
en cruzar el camino de estrellas de Santiago
y nos precedes
en los verdes jardines de los cielos».
Virgen de la Candelaria, Canarias
«Y aquí están los canarios,
Virgencita del Pino.
Hemos venido todos: las gentes, los corderos,
incluso los camellos,
han venido los niños y los viejos
y han venido cantando y bailando y riendo,
porque este trozo vivo de España
no se queda atrás en su cariño:
tanto si sube hasta tu agreste monte,
como si baja hasta las limpias playas
y besa entusiasmado
las plantas santas de Santa María
que los tinerfeños llaman Candelaria».