NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Día 27, DÍA 9º DE LA NOVENA
ORACIÓN PREPARATORIA
Virgen y Madre Inmaculada, míranos con ojos misericordiosos, somos tus hijos que vienen a ti, llenos de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creemos y esperamos en tu Medalla, Madre nuestra del cielo, y la amamos con todo nuestro corazón, y tenemos la plena seguridad de que seremos atendidos en todas nuestras plegarias. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
AMBIENTACIÓN PARA ESTE DÍA:
Las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su amor maternal y misericordioso. Amemos a quien tanto nos amó y nos ama. “Si amo a María —decía san Juan Bérchmans — tengo asegurada mi eterna salvación”. Como su feliz vidente y confidente, santa Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora, la gracia de su amor y de su devoción.
REFLEXIÓN PARA EL DÍA NOVENO: Ap. 12, 1
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas. Estaba encinta y gritaba de dolor en el trance del parto… La mujer dio a luz un varón, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro» [Ap.12, 1-2. 5].
La Medalla, en su anverso, representa a María como una mujer llena de luz. Esta imagen enseguida recuerda a la mujer del Apocalipsis. María es mujer celestial, mujer de lo alto. Por ello, los santos padres llamaron a María la segunda y nueva Eva. María, siendo de nuestra raza, es hija de la Eva terrenal; pero, al mismo tiempo, llena de gracia, es mujer reflejo de Dios, Eva celestial.
En toda la Biblia, en la misteriosa historia de amor de Dios hacia a la humanidad, aparece la mujer, la Eva terrenal, figura de nuestra humanidad creada y pecadora. Y al hilo de esa misma historia, también va apareciendo la mujer celestial, nuestra María: al inicio solo aparece de manera velada, corno la mujer de la gran promesa de Dios al linaje humano [Gen 3, 15]. Luego, la mujer nueva, en alusión a María, va presentándose con mayor claridad en los profetas y los sabios de Israel: “Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombro Enmanuel” [Isaías 7, 14]; «Con todo honor entra la princesa vestida de tisú y de oro y brocados. La conducen hasta el rey» [Salmo 45 (44) 141. Esta mujer nueva, María, aparece en Caná como la novia del esposo, el Señor Jesús, y juntos son los verdaderos protagonistas de las bodas del vino abundante, bodas que son signo de la nueva alianza de Dios con su pueblo [Jn.2]. Esta mujer nueva, María, es mujer muy humana y terrena y, a la vez, mujer celestial de Dios.
SÚPLICAS A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Pidamos con fe y confianza las gracias que deseemos alcanzar de María en este día de su novena
OH MARÍA SIN PECADO CONCEIDA:
Rezar tres Avemarías con la jaculatoria: OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS.
ACORDAOS, ¡OH PIADOSÍSIMA VIRGEN MARÍA!
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

