Santos Pedro y Pablo, apóstoles
Lunes, 29 de junio de 2020
San Pedro y san Pablo no podían ser más distintos. El primero era un pescador del mar de Galilea que conoció personalmente a jesús de Nazaret. El segundo, procedente de Tarso y de cultura griega, era un fariseo escrupuloso que se propuso extirpar del judaísmo la nueva doctrina difundida por los seguidores de Jesús. Por lo tanto, se encontraban en bandos contrapuestos.
Pedro vivió muy de cerca los acontecimientos de la pasión y también de la resurrección. Pablo, en cambio, persiguió a los cristianos. Sin embargo, el resucitado fue a encontrarlo en el camino de Damasco.
Cefas vivió una experiencia tan intensa que ha pasado a la historia con el nombre de Pedro. La vida de Saulo experimentó un giro radical y se convirtió en Pablo.
Seguramente estas dos figuras del cristianismo naciente no tuvieron una buena sintonía. Sin embargo, estaban en comunión, dado que dedicaron su vida, hasta llegar al martirio, a dar testimonio de lo más grande que les había pasado: el encuentro personal con Jesús, el Hijo de Dios (Misa Claret)
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