SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
DÍA 8 DE DICIEMBRE DEL 2023
En el año 1854, el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada Concepción
“La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano.” (Ineffabilis Deus, Constitución Apostólica del Papa Pio IX sobre el dogma de la Inmaculada Concepción).
“No debe creerse que Él, el Hijo de Dios, nacería de una Virgen y tomaría su carne, de tener ella la más mínima mancha de pecado original.” – San Bernardino de Siena.
¿Está en la Biblia el dogma de la Inmaculada Concepción?
El dogma no se encuentra en las Sagradas Escrituras en sentido literal. Pero la Iglesia ha llegado a la esa verdad a partir de muchos textos que hablan de ella y el papel que tiene en la salvación.
En el libro del Génesis 3,15, inmediatamente después del pecado de Adán, Dos revela Su plan de salvación y dice que se realizará por la fidelidad de un hombre y una mujer, así como nuestra caída se dio por la infidelidad de un hombre y una mujer. “Enemistad pondré entre ti [Satanás] y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.” El linaje de Satanás es el pecado; entonces, la Mujer y Su Linaje no tendrán pecado, en contraposición absoluta con Satanás y su linaje. Vemos, así, en el primer anuncio del plan de salvación de Dios que Él tiene la intención de preservar a María del pecado para que Jesús pueda asumir una naturaleza humana pura.
El Nuevo Testamento también nos revela la verdad de ese papel. En el Evangelio de Juan, el Apóstol relata dos ocasiones importantes cuando el Señor llama a Su madre “Mujer”, relacionándola con la Mujer del pasaje de Génesis 3,15. La primera es al comienzo de Su ministerio, en Juan 2,4; y luego nuevamente en la consumación en la Cruz, Juan 19,26… el momento del aparente triunfo de Satanás. También Juan, en el libro del Apocalipsis (capítulo 12), se refiere a la “Mujer vestida de sol” que da a luz al Niño destinado a gobernar el mundo.
En Lucas 1,28, hay otra confirmación en el pasaje del anuncio del ángel a María, a quien se refiere como la “llena de gracia” (“íntegra de gracia”). Y también de boca de Isabel, en Lucas 1,41-44, cuando saluda a su prima María. “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno”.
Muy desde sus principios, reconociendo el paralelismo ente la caída y la redención, la Iglesia comenzó a referirse a María como la Nueva Eva y a ir desglosando, a través de los siglos, todas las implicancias de ese papel de gracia que comenzó a plasmarse desde su preservación del pecado de Adán por su Inmaculada Concepción.