Día 2 de mayo, sábado: Octavo día de la novena al Santo Cristo de Ourense

¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo!

            Comenta el M. I. Sr. D. José Antonio Gil Sousa
Para hablar de su relación íntima con el Padre, Jesús dice a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto. Felipe le dice: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre…».

Cimborrio de la Catedral de Rodrigo de Badajoz
 Conocer a Jesús es conocer al Padre. Jesús con sus obras y sus palabras es la fotografía viviente del Padre. Entre Jesús y el Padre existe una mutua inmanencia.
 A Jesús le duele que Felipe, después de largo tiempo de convivencia y de confidencias, no haya llegado siquiera a intuir su relación íntima con el Padre. Jesús desea convencer a Felipe de que para saber quien es el Padre es necesario contar con su verdadero revelador, que es Jesús.

Él viene en ayuda de la fe inmadura de sus discípulos, asida a lo sensible, desvelando la mutua inmanencia que existe entre el Padre y el Hijo, solo asequible a la fe. En Jesús se hace transparente el Padre. Con su vida Jesús nos hace cercano al Padre.


Virgen del Paraíso o de Belén. Por María a Jesús.

La unidad entre el Padre y el Hijo se pone de manifiesto en las palabras y en las obras de Jesús. Creer en Jesús nos impulsa a vivir al estilo de Jesús. Se trata de una fe que irradia un dinamismo vital operativo. Hoy hacemos memoria de San Atanasio de Alejandría. Él confesó en el credo de Nicea (325) que el Hijo es del misma naturaleza que el Padre.  



“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”.
¡Que el Santo Cristo os bendiga!

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