Domingo de Ramos
Desde nuestras casas aclamamos al que viene en nombre del Señor
¡Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo!
Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo Rey aclamándolo con cantos, concédenos, por medio de él, entrar en la Jerusalén del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Los niños hebreos, llevando ramos de oliva, salieron al encuentro del Señor, aclamando: Hosanna en el cielo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor Nuestro.
El cual, siendo inocente, se dignó padecer por los impíos, y ser condenado injustamente en lugar de los malhechores. De esta forma, al morir, borró nuestros pecados, y, al resucitar, logró nuestra salvación.
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