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Santa María Madre de Dios y Madre nuestra

SANTA MARÍA., MADRE DE DIOS

  La liturgia de Año Nuevo respira un sano opti­mismo repleto de confianza y esperanza. Y ello es así porque Dios nos bendice, nos ofrece su favor y nos concede la paz. La bendición de Dios no es apenas para algunos, sino para la tierra entera, con todos los pueblos y naciones que la habitamos. El tiempo de Navidad nos garantiza que la bendición divina no queda en una buena inten­ción, como cuando nos deseamos mutuamente feliz año nuevo. La bendición de Dios es Jesús, el Hijo que nos enseña a vivir como hijas e hi­jos os del mismo Padre. Jesús, nacido de la mujer llamada María, es el gran regalo del Padre a la humanidad, de la que se hace hermano, aliado y salvador. María, con su actitud de meditar y conservar estas cosas en su corazón, nos sugiere el mejor modo de recibir el don de Dios: acogerlo con co­razón abierto para que pueda tener en nosotros su morada, aprender cada día a tener sus mis­mos sentimientos y actitudes. Y hacer posible que cuantos buscan -como acontecía con los pastores- puedan encontrar a Jesús, fuente de sentido y de alegría (La misa de cada día. Claret).   ORACIÓN A LA MADRE DE DIOS A Ti, Virgen Santa, Madre y Virgen, consagramos este año 2019 qu e comienza.  A Ti, Santa María, Madre de Dios, elevamos nuestra oración sincera y nuestra plegaria confiada para que, Tú, como Madre que nos conoces y quieres, nos cuides  y ruegues por nosotros ante Dios a quien esperamos y deseamos abrazar en el cielo (Alborada no día do Señor. P. Fátima).      ]]>

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