2º Día de la Novena al Santo Cristo de Ourense.
Prisión de Jesús y huida de los Apóstoles. Mc. 14, 43 – 50.
“¿Judas, con un beso entregas al Hijo del Hombre?” Mis traiciones, mis cobardías, mis silencios, son, a veces, Señor, señal de que también yo no soy valiente para vivir y defender mi fe.
Antes de la pasión y muerte de Cristo, traición, miedo, silencios, pasar desapercibidos… Después de la resurrección de Jesús, los primeros discípulos empiezan a comprender algo del misterio de la redención. “¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?…Quédate con nosotros, porque atardece”. Lc. 24, 13 – 35.
Los discípulos de Emaús parten tristes y vuelven gozosos. Ignoraban las escrituras; pero ahora comprenden lo que los profetas decían de Jesús. Hoy, ¿cómo nos encontramos con Cristo Resucitado? Está a nuestro lado, hace con nosotros el camino. Hacen falta ojos limpios y llenos de fe para reconocerlo.
Leer las Escrituras y participar en la Eucaristía nos abrirá los ojos para comprender que el Señor vive. Y muchos se unen a la comunidad que celebra al Resucitado: “era verdad, el Señor vive”.
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración en tiempos difíciles:
Por intercesión de san Roque, líbranos, Señor de pestes y males. Enséñanos a llevar nuestra cruz unidos a tus sufrimientos, para que se manifieste en nosotros la luz de tu gloria. Apiádate de nosotros, Señor.
Oración: Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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