DIA 9 DE DICIEMBRE
El nombre es de origen griego. Heródoto cita en sus Historias un LewkhdhV (Leokédes). Está formado por lewV (leós, forma arcaica de laoV, laós), que significa «pueblo» y khdhV (kédes), sustantivo derivado de khdomai (kédomai) que significa «cuidarse, preocuparse, velar por». Según esto Leocadia significaría «La que se preocupa del pueblo», «La que vela por el pueblo». Un nombre precioso y muy apropiado para la patrona de una ciudad.
Santa Leocadia nació en Toledo de familia cristiana, en el siglo III, en plena época de persecución de los cristianos hasta en los rincones más apartados del imperio romano. Cuando llegó allí Daciano con orden de erradicar el cristianismo reduciendo a los cristianos al culto de los dioses del imperio o exterminándolos si se resistían, entre los primeros denunciados estuvo Leocadia, porque se significaba notablemente propagando la nueva fe entre los toledanos. Mandada comparecer ante el tribunal, persistió en confesar su fe, por lo que fue condenada a una cruel pena de azotes y prisión. Estando en la cárcel, donde se había grabado una cruz en la pidra, supo del martirio de Santa Eulalia de Mérida, cuyo ejemplo la animó a a seguir con más firmeza en la fe y a refugiarse en la oración ante su cruz grabada en la piedra. Vencida por las heridas que habían quebrantado su cuerpo y por las duras condiciones de la prisión, murió el 9 de diciembre del 304.
Tres templos se levantaron en Toledo en honor de Santa Leocadia: uno en la casa donde nació, otro donde estuvo presa y otro en el lugar de su sepultura. Este último se hizo célebre porque allí se celebraron los concilios de Toledo y porque en ocasión de reunirse en aquella iglesia el rey Recesvinto y toda su nobleza con San Ildefonso, a la sazón obispo de Toledo, para expresarle al santo su agradecimiento y admiración por sus tratados en defensa de la Virgen María y sus prerrogativas, la santa se levantó de la sepultura para expresar su adhesión al solemne homenaje.
El cuerpo de Santa Leocadia estuvo muchos años en Toledo, en el templo que le edificó el rey Sisebuto. Pero con la invasión de los árabes se temió por las santas reliquias, por lo que fueron trasladadas a Oviedo, y de allí a Flandes, al monasterio benedictino de San Gisleno. Felipe II lo devolvió a Toledo, donde fue acogida con gran júbilo. A raíz de del traslado del sepulcro de la santa a Oviedo, hasta 18 pueblos de aquellos entornos se pusieron bajo el patrocinio de la santa, denominándose todos ellos Santa Leocadia. También en Galicia y concretamente en Ourense, hay pueblos como el de Abelleira (en Muiños) que la tienen por patrona y alguna parroquia que la tienen por titular.