Santa Marta
Patrona de las amas de casa, de los hosteleros
y de las residencias de ancianos.
Su bendita imagen está en la capilla de la conversión de san Pablo, en el ábside de la Catedral.
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Marta, discípula del Señor (29 de julio). Hermana de Lázaro y María, aparece en el evangelio hospedando al Señor en su casa y siendo muy solícita para atenderle. Manda aviso al Señor de la grave enfermedad de su hermano, pero cuando el Señor llega a Betania, Lázaro ya está enterrado. Marta le dice a Jesús que si hubiera estado allí no habría muerto su hermano, pero aun así tiene fe, y cuando Jesús le pregunta si cree, ella afirma que cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir a este mundo. Cuando Jesús manda abrir el sepulcro de Lázaro, Marta objeta que ya hiede, pero el Señor la reafirma en la fe. En el banquete que se da a Jesús tras la resurrección de Lázaro, el evangelio señala que era Marta la que servía. Aparece así en los evangelios llena de fe y activa. Su culto es antiguo en Oriente y Occidente, donde ya la conmemora el Martirologio Jeronimiano. La leyenda le atribuye la captura de un dragón y la presenta con un hisopo de agua bendita.
Palabra de Dios: Juan 11, 23 – 27: «Jesús le dijo a Marta: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».
Papa Francisco: “No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio. Todo puede ser aceptado e integrado como parte de la propia existencia en este mundo, y se incorpora en el camino de santificación. Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión”.
Oración
Dios, todopoderoso y eterno, tu Hijo se dignó hospedarse en la casa de santa Marta, concédenos, por su intercesión, que, sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos, merezcamos ser recibidos por ti en la morada celestial. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.]]>