Día 1 de mayo, miércoles: 7º día de la novena. Tanto amó Dios al mundo.
Comentario:
La entrega de Jesús es signo del amor de Dios al mundo y a cada uno en particular. Es el amor que sale fuera de sí, es el amor que no se reserva nada, es el amor que se entrega en sacrificio hasta dar la vida en el altar de la Cruz. En este día mira cómo Jesucristo está puesto en la Cruz por ti. Llevemos este amor que tocamos en Jesucristo a las entrañas de este mundo, indigente de un amor verdadero que sea digno de fe.
Del Papa Francisco. Gaudete et exultate. 104- 107.
Podríamos pensar que damos gloria a Dios solo con el culto y la oración, o únicamente cumpliendo algunas normas éticas ―es verdad que el primado es la relación con Dios―, y olvidamos que el criterio para evaluar nuestra vida es ante todo lo que hicimos con los demás.
Es lo que había comprendido muy bien santa Teresa de Calcuta: «Sí, tengo muchas debilidades humanas, muchas miserias humanas. […] Pero él baja y nos usa, a usted y a mí, para ser su amor y su compasión en el mundo, a pesar de nuestros pecados, a pesar de nuestras miserias y defectos. Él depende de nosotros para amar al mundo y demostrarle lo mucho que lo ama. Si nos ocupamos demasiado de nosotros mismos, no nos quedará tiempo para los demás».
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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Comentario:
Queremos comenzar esta novena, junto al Corazón de nuestro Santo Cristo Es la experiencia que pasa por tocar ese manantial inagotable del que manan todas las gracias, para aquel que quiera introducirse en su Corazón abierto. Es la experiencia que tuvieron los discípulos de tocar sus llagas en las que reconocen al crucificado que estaba vivo en medio de ellos.
Del Papa Francisco. Gaudete et exultate. 19-24.
Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio. Esa misión tiene su sentido pleno en Cristo y solo se entiende desde él. En el fondo la santidad es vivir en unión con él los misterios de su vida. Consiste en asociarse a la muerte y resurrección del Señor de una manera única y personal, en morir y resucitar constantemente con él. Pero también puede implicar reproducir en la propia existencia distintos aspectos de la vida terrena de Jesús: su vida oculta, su vida comunitaria, su cercanía a los últimos, su pobreza y otras manifestaciones de su entrega por amor. La contemplación de estos misterios, como proponía san Ignacio de Loyola, nos orienta a hacerlos carne en nuestras opciones y actitudes.
Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada momento de tu existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el lugar que eso ocupa en tu propia misión
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén]]>


Predica la Novena, a las 18.30, el M. I. Sr. D. Luis Javier González Seguín,
Maestro Capilla de la S. I. Catedral
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