<HAZ EL BIEN; BUSCA LA JUSTICIA» cf. Isaías 1, 17 «Cuando entráis en mi presencia y penetráis por mis atrios, quién os exige esas cosas? No traigáis más ofrendas injustas, el humo de su cremación me resulta insoportable. Novilunio, sábado, asamblea… no soporto reuniones de malvados. Cuando tendéis las manos suplicantes, aparto mi vista de vosotros; por más que aumentéis las oraciones, no pienso darles oído; vuestas manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos; apartad de mi vista todas vuestras fechorías; dejad ya de hacer el mal. Aprended a hacer el bien, tomad decisiones justas, restableced al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda. Venid y discutamos esto, dice el Señor. Aunque sean vuestros pecados tan rojos como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean como la púrpura, como lana quedarán». Isaías 1, 12-18
¿Qué significa actuar con justicia y hacer el bien? — No juzgar a nadie por su apariencia, ni despreciarlo, ni discriminarlo, ni considerarlo inferior a nosotros. ¡Todos hermanos! — Respetar a todas las personas, cortar los lazos de la injusticia, de la violencia, de la guerra, del odio… y sustituirlos por lazos de amor y fraternidad. — Aprender a perdonar y enterrar los rencores, ayudarnos unos a otros, sin olvidar a los más débiles y los que más sufren. — Tratar a los demás como nos gusta que nos traten. — Y amar a todos con un corazón grande, incluso a aquellos que a veces nos hacen daño.
“Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones”
«¡Cuántas preguntas se nos imponen en este lugar! Siempre surge de nuevo la pregunta: ¿Dónde estaba Dios en esos días? ¿Por qué permaneció callado? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción, este triunfo del mal? No podemos escrutar el secreto de Dios. Solo vemos fragmentos y nos equivocamos si queremos hacernos jueces de Dios y de la historia. En ese caso, no defenderíamos al hombre, sino que contribuiríamos solo a su destrucción”
«Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra”.
«Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante».
«Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos».
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
“Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años. Queremos decir juntos: “Padre, en tus manos encomendamos su espíritu”.
“Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”.
Con la fiesta del Bautismo del Señor, que celebramos hoy, se concluye el tiempo litúrgico de Navidad. Al Niño, a quien los Magos de Oriente vinieron a adorar en Belén, ofreciéndole sus dones simbólicos, lo encontramos ahora adulto, en el momento en que se hace bautizar en el río Jordán por Juan. Los cuatro evangelistas coinciden en afirmar que el cielo se abrió y descendió el Espíritu en forma de paloma sobre Jesús. Y los tres sinópticos recogen las mismas palabras: “Este es mi Hijo, a quien yo amo, mi predilecto”.
Esa fue, pues, su primera manifestación pública, después de casi treinta años de vida oculta en Nazaret. Hoy Jesús se presenta ante su pueblo para realizar lo que escuchábamos en la segunda lectura: que con la fuerza del Espíritu Santo, “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Con esta fiesta se cierra el ciclo de las fiestas navideñas y se da comienzo al diálogo de Dios con Jesucristo y con nosotros (Homilía, osa)
Epifanía quiere decir manifestación de Jesús a todos los pueblos, representados hoy por los Magos, que llegaron a Belén desde Oriente para rendir homenaje al Rey de los judíos, cuyo nacimiento habían conocido por la aparición de una nueva estrella en el cielo.
Antes de la llegada de los Magos el conocimiento del nacimiento de Jesús apenas había superado el círculo familiar: además de María y José, y probablemente de otros parientes, sólo era conocido por los pastores de Belén, los cuales, al oír el gozoso anuncio, habían acudido a ver al Niño mientras aún se hallaba recostado en el pesebre. Así, la venida del Mesías, el esperado de las naciones, anunciado por los profetas, inicialmente permanecía oculto. Solo la llegada de los Magos a Jerusalén solicitando noticias acerca del “Rey de los judíos” le sacó del ocultamiento.
Los magos al buscar al rey de los judíos se dirigieron al palacio real, donde residía Herodes. Pero este no sabía nada de dicho nacimiento y, muy preocupado, convocó inmediatamente a los sacerdotes y los escribas, los cuales, basándose en la célebre profecía de Miqueas, afirmaron que el Mesías debía nacer en Belén. Y, de hecho, tras reanudar su camino en esa dirección, los Magos vieron de nuevo la estrella, que los guío hasta el lugar donde se encontraba Jesús. Al entrar, se postraron y lo adoraron, ofreciendo regalos simbólicos: oro, incienso y mirra. (cfr. monasteriodelescorial.com/homilia).
Comenzamos este primer día del año con la antigua formula de bendición, recogida en el libro de los Números, que reza así: “El Señor te bendiga y te guarde. El Señor ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. Esto es lo que deseamos para ustedes al comenzar el año. Feliz año a todos.
Las lecturas de la Eucaristía nos recuerdan las tres cosas fundamentales que hemos de tener en cuenta al comienzo del año nuevo: la bendición de Dios, la oración por la paz y la presencia de la madre de Dios y madre nuestra en este año recién estrenado.
En esta fiesta de la Sagrada Familia nos acercamos a contemplar, de la mano de la Virgen María y de san José, el misterio del Dios encarnado por amor a nosotros, pidiéndoles que nos ayuden a descubrir la familia como lugar privilegiado de acogida y discernimiento de la vocación al amor. Oremos en esta celebración para que nuestros hogares sean semillero de vocaciones a los diversos estados de la vida cristiana.
ORACIÓN
Oh, Dios, te damos gracias porque nos permitiste participar de tu paternidad divina al darnos como don y regalo a nuestros hijos. Son tuyos y a ti te los ofrecemos. Te pedimos que nunca se aparten de ti: líbralos de todo mal, llévalos por el camino de la vida, protégelos al abrigo de tu corazón, cuídalos y consérvalos buenos, firmes en la fe y sanos en su alma y en su cuerpo. Dales luz para conocer tu proyecto de amor para ellos y la fuerza de tu Espíritu que los haga valientes para cumplirlo.
Y a nosotros, concédenos ser buenos padres para que a través de nuestro testimonio descubran el amor que les tienes. Que nuestra familia sea Betania donde tu corazón descanse, “iglesia doméstica” en que se alimente y cuide la vida de santidad, y semillero de vocaciones de los distintos estados de la vida cristiana.
A la Sagrada Familia de Nazaret confiamos nuestro hogar: guardadnos en vuestro amor y guiadnos siempre hasta el hogar del cielo. Amén.
La fiesta de Navidad, se empezó a celebrar como tal en el siglo IV, cuando tomó el lugar de la fiesta romana del “Sol invictus”, el sol invencible; así se puso de relieve que el nacimiento de Cristo es la victoria de la verdadera luz sobre las tinieblas del mal y del pecado. Pero el que le dio un intenso clima espiritual fue San Francisco y su pesebre viviente. Probablemente San Francisco se inspiró para celebrarlo en su peregrinación a Tierra Santa y en el pesebre de Santa María la Mayor en Roma.
«No tengáis miedo. Os traigo la Buena Noticia: la alegría grande para todo el pueblo». «Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor».
Hagamos nuestras las palabras y sentimientos de S. León Magno:Alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida… Alégrese el santo, puesto que se acerca la victoria; alégrese el pecador, puesto que se le invita al perdón.
Paradójicamente, Jesucristo vino a los suyos y no le recibieron. La Navidad conlleva este hecho paradójico. No encontró lugar en el mundo. También hoy puede ser rechazado o abandonado por el individualismo, el egoísmo, por el relativismo o por la ignorancia. ¿Qué quiere decir esto? Que también hoy podemos actuar de la misma manera, rechazando y no aceptando a Dios en nuestra vida
Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
(8 de diciembre de 2022)
Hoy la Iglesia celebra la concepción inmaculada de María. El Papa Pio IX, en la carta apostólica Ineffabilis Deus de 1854, declaró que María “fue preservada, por particular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original”. Tal verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirigió el arcángel Gabriel: “Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo”.
Hermanos y hermanas: bienvenidos en esta tarde-noche a la Iglesia Catedral Basílica de San Martin. Hoy Jesús nos convoca para comenzar el tiempo de Adviento como Iglesia en Ourense, presididos por nuestro Obispo.
Dispongámonos, llenos de gozo, para vivir esta celebración y abrir el corazón para acoer el señor, que viene a nuestra casa, una vez más.
Con la confianza puesta en el Señor y gozosos por su próxima venida sigamos caminando juntos y llevemos la Buena Noticia a todos los corazones.
Participemos con alegría en esta celebración que comenzamos encendiendo la primera vela de la corona del Adviento.
Catedral de san Martiño
Ourense 2022
Vino a su casa y los suyos no lo recibieron
(Jn 1,11)
MONICIÓN INICIAL
Hermanos y hermanas: bienvenidos en esta tarde-noche a la Iglesia Catedral Basílica de San Martin. Hoy Jesús nos convoca para comenzar el tiempo de Adviento como Iglesia en Ourense, presididos por nuestro Obispo.
Dispongámonos, llenos de gozo, para vivir esta celebración y abrir el corazón para acoer el señor, que viene a nuestra casa, una vez más.
Con la confianza puesta en el Señor y gozosos por su próxima venida sigamos caminando juntos y llevemos la Buena Noticia a todos los corazones.
Participemos con alegría en esta celebración que comenzamos encendiendo la primera vela de la corona del Adviento.
¡MARANA THÁ! ¡VEN, SEÑOR, XESÚS!
¡MARANA THÁ! ¡VEN, SEÑOR, XESÚS!
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