Natividad de San Juan Bautista
24 – VI – 2019
Capilla de san Juan
Antiguo baptisterio (s. XIII) con pila bautismal del s. XV. Capilla destruida por el conde de Benavente en el año 1471 en sus luchas contra el conde de Lemos y reconstruida más tarde en estilo ojival. Retablo barroco de Benito de Muxica (año 1695). La imagen de san Juan Bautista en madera policromada del s. XVI preside el retablo; la imagen de san Andrés del s. XVII (imagen que procede de una capilla que hubo en la catedral dedicada a este apóstol, la sacristía actual); la imagen de san Lucas de estilo manierista (procedente de la capilla de san Lucas, donde ahora está el retablo del Rosario) y la imagen de santo Tomás de Aquino, del s. XVII.San Juan Bautista
San Juan Bautista fue el precursor del Señor, hijo de Zacarías e Isabel, que, estando aún en el seno materno, lleno del Espíritu Santo, exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Considerado el último de los profetas, en la austeridad del desierto escucha y medita la Palabra de Dios, en el Jordán bautiza con agua preparando a los discípulos para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, y en todas partes proclama que la venida del Mesías está cerca. El mismo Jesucristo lo elogió diciendo que entre los nacidos de mujer no había nadie tan grande como él.
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Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, quien, con estos alimentos sagrados, ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la resurrección (elog. Del Martirologio Romano).
Procesión con el Santísimo por las calles de la ciudad de Ourense: Lepanto, Santo Domingo, Parque de San Lázaro, calle del Paseo, Lamas Carvajal, Plaza Mayor, Plaza de San Martín y Catedral.
El don del pan de vida: El don del pan de vida, que es Jesucristo, se concreta en el sacramento de la Eucaristía. Es, a la vez, el memorial del sacrificio en la cruz y de la resurrección, el signo de una nueva alianza establecida por Dios con la humanidad, el alimento perdurable y la continuación de la presencia de Jesús en medio de nosotros.

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El aniversario de la Dedicación de la S. I. Catedral es el 23 de junio. Como en este año coincide en domingo y el día 24 es la Natividad de San Juan Bautista, el aniversario se celebra el día 22 de junio.
Cando se construye un templo, un edificio para congregar al pueblo de Dios y celebrar los sagrados misterios, debe dedicarse con una solemne celebración (primera dedicación en 1188). Puede dedicarse una iglesia en la que se celebran habitualmente los sagrados misterios si en éstas el altar no está aún dedicado, o si se trata de un edificio que ha cambiado ya sea en su construcción material (por ejemplo, si la iglesia fue radicalmente restaurada) (segunda dedicación en 1515) con la edificación del cimborrio. En el 1720 (tercera dedicación) con la inclusión en el retablo mayor de los relicarios de Facundo y Primitivo, y de Santa Eufemia. Y, por último, con la acomodación del altar mayor a la renovación litúrgica del concilio Vaticano II, siendo obispo de Ourense el Excmo. y Rvdmo. Sr. Doctor, D. Ángel Temiño Sainz, en el año 1965. Se construyó la escalinata al altar mayor debajo del cimborrio, el estrado en ese mismo nivel y la bajada al coro, por la parte de atrás y acceso a los sitiales, debajo mismo del retablo mayor.
Cuando se dedica una iglesia, todo lo que se encuentra en ella (fuente bautismal, cruces, imágenes, campanas, estaciones del Vía Crucis, etc.) queda bendecido con la dedicación.
La iglesia que se dedica debe tener un titular, que puede ser la Santísima Trinidad, nuestro Señor Jesucristo (bajo la invocación de un misterio de su vida o de un nombre ya introducido en la Liturgia), el Espíritu Santo, la Bienaventurada Virgen María (bajo una de las advocaciones admitidas en la Liturgia), los santos Ángeles, o un santo que figure en el Martirologio Romano. En el caso de la S. I. Catedral es San Martín de Tours.
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Día de Pentecostés, en el que se concluyen los sagrados cincuenta días de la Pascua y se conmemoran, junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y el inicio de la misión apostólica a todas las tribus, lengua, pueblos y naciones (elog. del Martirologio Romano).
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Comentario:
Como colofón de la Novena al Santo Cristo, la Iglesia nos invita a mirar a los santos Felipe y Santiago, para dejarnos conquistar el corazón por el amor de Jesucristo que hemos contemplado en estos días de gracia; ese mismo amor que encendía cada día el fuego de la fe en su corazón de apóstoles.
Del Papa Francisco. Gaudete et exultate. 136-139.
Es verdad que hay que abrir la puerta del corazón a Jesucristo, porque él golpea y llama (cf. Ap 3,20). Pero a veces me pregunto si, por el aire irrespirable de nuestra autorreferencialidad, Jesús no estará ya dentro de nosotros golpeando para que lo dejemos salir. En el Evangelio vemos cómo Jesús «iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios» (Lc 8,1).
Dejemos que el Señor venga a despertarnos, a pegarnos un sacudón en nuestra modorra, a liberarnos de la inercia. Dejemos que el Espíritu Santo nos haga contemplar la historia en la clave de Jesús resucitado. De ese modo la Iglesia, en lugar de estancarse, podrá seguir adelante acogiendo las sorpresas del Señor.
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén]]>