ONG Viudas María Andrea
Misa ofrecida por el eterno descanso de los esposos e hijos fallecidos de las viudas de la asociación de María Andrea. La ONG de Viudas María Andrea nace en Ourense en el año 1984. Tiene 39 años de existencia. Su finalidad fue siempre: «Luchar y defender los derechos de las mujeres viudas y de sus hijos, preocupándose no solo por su plena igualdad sino también por su completa integración social». La forma de conseguirlo: formando una nueva y gran familia. «Porque lo que nosotras hemos formado en estos 25 años es otra familia».El papa Francisco defiende la dignidad de la mujer
El Pontífice indicó que se debe evitar referirse a la mujer hablando solo de la función que cumple en la sociedad o en una institución, sin tener en cuenta que la mujer, en la humanidad, cumple una misión que va más allá y que no puede ofrecer ningún hombre: “el hombre no trae la armonía, la trae ella. Es ella la que traer la armonía, que nos enseña a valorar, a amar con ternura, y que hace que el mundo sea una cosa hermosa”. El Papa explicó que la mujer no está “para lavar platos. No: la mujer está para aportar armonía. Sin mujer no hay armonía”. En este sentido, condenó el crimen de la explotación de mujeres. “Muchas veces escuchamos: ‘Es necesario que en esta sociedad, que en esta institución haya una mujer para hacer tal cosa…’. No, no. La funcionalidad no es el propósito de la mujer. Es verdad que la mujer debe hacer cosas, y hace cosas como todos los demás. El propósito de la mujer es la armonía en el mundo». «La explotación de las personas es un crimen de lesa humanidad, es verdad. Pero la explotación de la mujer es un crimen mayor, porque destruye la armonía que Dios ha querido dar al mundo”. “La mujer es la armonía, es la poesía, es la belleza. Sin ella, el mundo no sería así de hermoso, no sería armónico. Me gusta pensar que Dios creó a la mujer para que todos nosotros tuviéramos una madre”. Galería de Fotos:
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Me da la impresión que acostumbramos a ser muy teóricos o teológicos en estos temas del ecumenismo. Y la cosa es más sencilla: empezando por los de abajo, tenemos que querernos y amarnos los cristianos, sea cual sea el apellido que llevemos y sean quienes sean nuestros pastores o responsables de las comunidades cristianas.
El respeto a las personas, a sus derechos, a sus cualidades y a sus virtudes, a su dignidad, es el primer paso para sentirnos unos en la diversidad. O si quieren podemos decirlo al estilo de los Obispos: «La unidad de los cristianos no puede construirse al margen de la justicia».
El mundo en que vivimos es plural en lo relativo a la creencia y a la religión. El concilio Vaticano II defendió la libertad religiosa para todos. Así, aunque no seamos del mismo credo, todos tenemos la obligación de actuar en justicia de acuerdo con las leyes establecidas por la comunidad humana. Y añadimos: para que sean verdaderamente justas las leyes positivas no han de ser contrarias a la ley de Dios, que en Cristo se nos ha revelado plena y definitivamente.
Y, por último, la búsqueda de la unidad no puede soslayar nunca que la justicia es inseparable de la verdad». Los cristianos no podemos vivir como si no hubiéramos conocido la revelación de Jesucristo y el misterio del amor misericordioso de Dios que anuncia el mensaje de la Iglesia».
Tenemos que dar pasos y avanzar en el cumplimiento de la oración que Jesús hace al Padre: “que todos sean uno como yo y tú, Padre, somos uno”; “para que el mundo crea”. En otras diócesis se reúnen las comunidades cristianas a lo largo del año con un tema común: la unidad y los problemas que hay que ir superando para tal unidad. ¡Ojalá empecemos a hacerlo en Ourense! Ya está bien de tirarnos los trastos a la cabeza los unos a los otros, recordando un pasado de infeliz memoria. Mirar al futuro con esperanza y sin miedo. ¡La verdad os hará libres”.
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La liturgia de Año Nuevo respira un sano optimismo repleto de confianza y esperanza. Y ello es así porque Dios nos bendice, nos ofrece su favor y nos concede la paz. La bendición de Dios no es apenas para algunos, sino para la tierra entera, con todos los pueblos y naciones que la habitamos.
El tiempo de Navidad nos garantiza que la bendición divina no queda en una buena intención, como cuando nos deseamos mutuamente feliz año nuevo. La bendición de Dios es Jesús, el Hijo que nos enseña a vivir como hijas e hijos os del mismo Padre. Jesús, nacido de la mujer llamada María, es el gran regalo del Padre a la humanidad, de la que se hace hermano, aliado y salvador.
María, con su actitud de meditar y conservar estas cosas en su corazón, nos sugiere el mejor modo de recibir el don de Dios: acogerlo con corazón abierto para que pueda tener en nosotros su morada, aprender cada día a tener sus mismos sentimientos y actitudes. Y hacer posible que cuantos buscan -como acontecía con los pastores- puedan encontrar a Jesús, fuente de sentido y de alegría (La misa de cada día. Claret).
ORACIÓN A LA MADRE DE DIOS A Ti, Virgen Santa, Madre y Virgen, consagramos este año 2019 qu
e comienza. A Ti, Santa María, Madre de Dios, elevamos nuestra oración sincera y nuestra plegaria confiada para que, Tú, como Madre que nos conoces y quieres, nos cuides y ruegues por nosotros ante Dios a quien esperamos y deseamos abrazar en el cielo (Alborada no día do Señor. P. Fátima).
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Bendice a nuestra familia, Dios Padre nuestro, bendice a nuestra familia con el don de la fe, del amor y de la alegría. Haz de nuestra casa un hogar cálido y acogedor. Danos luz para iluminar nuestros problemas. Danos un corazón fuerte para afrontar las angustias y las penas. Danos una sonrisa grande para vivir con alegría. Danos unas manos generosas para colaborar con los demás. Padre bueno, bendice a todas las familias del mundo para que imitando a Jesús, María y José, la familia de Nazaret, colaboremos en la construcción de un mundo más justo, humano y fraterno. Amén (Alborada no día do Señor, P. Fátima).
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