Celebración Solemne del Corpus
11 – VI – 2023
Celebración Solemne del Corpus
11 – VI – 2023








San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia, nació en Lisboa, en Portugal. Primer o fue canónigo regular de san Agustín y después entró en la Orden Franciscana de los Hermanos Menores. Su vocación era ser misionero en África para propagar la fe cristiana en aquellos pueblos; pero, por avatares de la vida, se dedicó a predicar en Italia y Francia, donde atrajo a muchos a la verdadera fe. Escribió notables sermones por su contenido teológico y doctrinal, y, por expreso mandato de san Francisco, se convirtió en profesor de teología para los hermanos, hasta que en Padua descansó en el Señor en el año 1231
TEMARIO PARA CADA DÍA :
1.- Vocación Religiosa. 2.- El martirio de un franciscano cambia su vida. 3.- La hermana pobreza. 4.- La hermana castidad. 5.- La Palabra de Dios. 6.- Proclamación de la Palabra. 7.- La predicación con el ejemplo. 8.- La santa obediencia. 9. El pan de los pobres.
PETICIÓN: Pidamos al Señor por nuestras intenciones personales y eclesiales.
PADRE NUESTRO….GLORIA AL PADRE…
ORACIÓN:Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio de Padua has dado a tu pueblo un predicador insigne y un intercesor en las necesidades, concédenos, con su ayuda, seguir las enseñanzas de la vida cristiana y experimentar tu protección en todas las adversidades. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
JACULATORIA: San Antonio de Padua. Ruega por nosotros
La entrega total: Marko Rupnik. Manrresa
Muchos son los textos bíblicos que nos hablan de la Trinidad. S. Pablo en su segunda carta a los corintios, como despedida a los mismos, les dice: la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros (13,13)y esta revelación es el saludo que oímos frecuentemente de labios del sacerdote al comienzo de las misas. Pero muchos más son aquellos que nos manifiestan a Dios como amor. S. Juan en su primera carta nos dice: Dios es amor (1Jn 4,8.16. Este es el punto culminante de la revelación y así es como Dios quiere que le veamos. De hecho, en el Evangelio de hoy, se afirma: tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único (Jn 3,16). Dios es la fuente inagotable de vida que incesantemente se entrega y comunica. Lo propio del amor es la entrega. Quien no se entrega no ama y quien no entrega lo que más ama, no llega a lo más profundo del amor. Dios no tiene más amor que su Hijo y no tiene mayor entrega que ofrecérnoslo a nosotros.
Jornada Pro Orantibus
Estamos reunidos como los Apóstoles en el día de Pentecostés para celebrar la venida del Espíritu Santo. Esta noche, en esta vigilia de pentecostés, vamos a dedicar un rato a orar y pedir que venga sobre nosotros el Espíritu Santo, una de las personas de la Trinidad, que es Dios igual que el Padre o que Jesús.
Es bueno recordar lo que nos decía el papa Pablo VI en su Credo del Pueblo de Dios, sobre el Espíritu Santo: “Creemos en el Espíritu Santo, que es Señor y da la vida, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria. Él nos ha hablado por los profetas y ha sido enviado a nosotros por Cristo después de su Resurrección y Ascensión al Padre. Él ilumina, vivifica, protege y guía a la Iglesia, purificando sus miembros, si éstos no se sustraen a la gracia. Su acción, penetrando hasta lo más íntimo del alma, tiene el poder de hacer al hombre capaz de corresponder a la llamada de Jesús: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Y, si es él quien nos lo dice, es que podemos llevarlo a cabo.
Marko Rupnik. Manrresa
La noche es un tiempo propicio para la oración. Es un tiempo que nos invita a estar alerta, a rehuir la indiferencia, buscando entre la oscuridad el rostro de Dios, de aquél que da sentido a nuestra vida.
Estamos muy acostumbrados a rezar a Dios Padre, también leemos y escuchamos mucho sobre Jesús, son más cercanos que el Espíritu Santo, que se representa de forma más etérea o misteriosa… agua… viento… una paloma… Hoy queremos hacer cercano ese espíritu que acompaña nuestra vida.
En primer lugar, comenzamos pidiendo que venga el Espíritu Santo sobre todos nosotros que estamos esta noche en oración, sobre este grupo que se reúne, que llegue a nuestros corazones…
De un modo especial rezamos por los que van a ser confirmados para que reciban en plenitud el Espíritu Santo, para que cambie sus vidas, para que los transforme y para que los haga valientes para ser m
Connfirmación de quince jóvenes:
Marko Rupnik. Mnarresa.
¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, con soledad y llanto, y tú rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!¿Los antes bienhadados, y los ahora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de Ti desposeídos, a dó convertirán ya sus sentidos?¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura?Aqueste mar turbado ¿quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto al viento fiero airado? estando tú encubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto?¡Ay! nube envidiosa aun de este breve gozo ¿qué te quejas? ¿dó vuelas presurosa? ¡cuán rica tú te alejas! ¡cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! |
Día 3 de mayo, fiesta del Santo Cristo de Ourense.
“Por tu pasión y tu Cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”
La Historia de la Salvación tiene un final feliz
Con la muerte de Jesús queda abierta la Jerusalén del cielo para toda la humanidad. Al fondo, una puerta nos muestra que es a través de la entrega de Jesús como llegamos a entender el amor de Dios: «Yo soy la puerta del Reino de Dios: quien entre por esta puerta se salvará» (Marko Rupnik, Manrresa)
La cruz del Señor es el juicio del mundo, un juicio de misericordia. Es la elevación de la Cruz santa y vivificante sobre el mundo. La Cruz es el signo supremo, indeleble, que manifiesta el Señor resucitado en el Espíritu Santo. Icono de amor del Padre que ha entregado el Hijo en el amor del Espíritu. El Hijo del hombre debe ser ensalzado sobre la cruz, el trono de la divina gloria y de la misericordia. Se afirma solemnemente que el que cree en la exaltación del Hijo del hombre tiene vida eterna, ya que Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. La cruz levantada permanece in altum, sobre nuestras miserias y pecados, para que el que crea en Cristo tenga la vida eterna, participe de la vida de Dios. La cruz es preciosa porque significa el amor gratuito de Dios, a cambio de nada, sin esperar la respuesta de fe y de amor del mundo. La cruz es manifestación de la Trinidad: el Padre se da en su Hijo en el amor del Espíritu Santo.
“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia. Momento de silencio
8º día de la novena, san José Obrero.
Somos cristianos y por su Sangre participamos de su Nombre, porque somos suyos.
El becerro de oro de todos los tiempos
Se han hecho un dios a su medida. Un dios más cercano que el Dios de Moisés. Pueden adorarlo en el desierto sin tener que subir a la montaña (Marko Rupnik, Manrresa).
En el Evangelio, se concluye el discurso de «Jesús, buen pastor». Cuando los judíos le preguntan si Él es el Mesías, dice que sí, repite su condición de pastor que da la vida por las ovejas y añade: Yo y el Padre somos uno. Nadie jamás en la historia ha pronunciado algo así. La palabra «pastor bueno» se puede traducir también como «pastor bello». Desde la teología se puede entender esto como expresión de que Jesús enamora y seduce por su amor entregado. Así lo entendió San Juan de la Cruz en sus versos: «Un pastorcico solo está penado ageno de plazer y de contento y en su pastora (la Iglesia) puesto el pensamiento y el pecho del amor muy lastimado penado».
«Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia. Momento de silencio
7º día de la novena, lunes de la IV semana de Pascua.
Dar la Vida para recobrarla de nuevo.
La tentación de buscar otros dioses
Frente al monoteísmo mosaico, los israelitas reúnen las joyas, sus pendientes y alhajas, para fundirlas y crear un dios a su antojo (Marko Rupnik, Manrresa)
«Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo…». Jesucristo es la encarnación y manifestación del amor de Dios. Pero ese Dios se ha encarnado, se nos ha manifestado en la persona real de Jesucristo. Ya no se trata de un Dios lejano, sino de una persona que ha vivi do entre nosotros, que ha trabajado con manos de hombre, ha sudado y se ha cansado como cualquiera de nosotros, se ha alegrado con las alegrías humanas. Y, sobre todo, como hemos contemplado en la Semana Santa, Jesucristo ha sufrido por nosotros colgado del madero de la cruz. Y después de resucitar, Jesucristo sigue acompañando a cada uno de aquellos por los que ha entregado su vida. No le basta haber hecho un acto tan inmenso de amor; sigue amándonos, con actos constantes de entrega. Así se ha manifestado su amor personal, siendo «nuestro pastor». Dio la vida por las ovejas
“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por la paz y la concordia entre los pueblos. Momento de silencio.
6º día de la novena: Domingo de la IV semana de Pascua
30 de abril:
El Buen Pastor da la Vida por las ovejas.
Caín y Abel. La oscuridad de la ausencia de bien sigue hacendo estragos en la hisotira. La primera generación muestra la conteinda por domincar la creación (Marko Rupnik. Manrresa)
La antífona de comunión lleva la hondura de la tradición litúrgica: «Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por las ovejas y se dignó morir por su rebaño» (Surrexit Pastor bonus). La imagen del buen Pastor es la representación más antigua del Señor en el arte cristiano. La Iglesia hoy pide al Señor que sean muchos los llamados al servicio de la Iglesia y del Reino en la diversidad de carismas y ministerios. En el Evangelio, se auto define como «la puerta» (Yo soy la puerta de las ovejas). Él, a diferencia de los demás, es el pastor verdadero de las ovejas: las conoce, las llama por su nombre y las saca fuera. La insistencia de Jesús en el Yo soy contrasta con nuestro mundo, que promueve la teoría de que existen muchos caminos y muchas verdades. Pero la verdad de Dios es indivisible y se manifiesta precisamente como amor absoluto: el buen Pastor da la vida por las ovejas, no hay ninguna otra verdad superior ni comparable a esta.
“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las familias. Momento de silencio
5º día de la novena: Santa Catalina de Siena,
virgen y doctora de la Iglesia Patrona de Europa
Día 29 de abril
En la Cruz, la sangre de Cristo nos limpia de nuestros pecados.
En el Paraíso. Dios entra en el jardín del Edén, tomando del brazo a Adán y Eva. Abajo, oscuridad: el mal espíritu , como serpiente, se enrosca en la creación, alcanzando a Adán y a Eva (Marko Rupnik, Manrresa).
San Pedro nos anima a tener sentimientos de humildad, huir de la soberbia, descargando en Cristo nuestros agobios y sufrimientos que tantas veces nos asolan, sabiendo que es Cristo “quien cargó con nuestros pecados”; que es Cristo el único que nos rescata de las fauces del león rugiente; que es Cristo, sudando sangre quien bebe el cáliz de la amargura y todo por cumplir la voluntad del Padre.
“Bendice alma mía al Señor, canta al Dios de la alianza compasivo y misericordioso, lento a la ira, rico en clemencia” (sal, 192). Es la alabanza a Dios de santa Catalina, y de toda la Iglesia, que nos ha dado a Jesucristo como víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las necesidades de todos los hombres. Momento de silencio