Día 1 de mayo, sábado: 7º día de la novena.
El Evangelio del sufrimiento – María.

Día 1 de mayo, sábado: 7º día de la novena.
El Evangelio del sufrimiento – María.
Día 30 de abril, viernes: 6º día de la novena.
El Evangelio del sufrimiento.
Día 29 de abril, jueves: 5º día de la novena.
Partícipes en los sufrimientos de Cristo.
No solo Cristo nos ha redimido mediante su sufrimiento y ha redimido el mismo sufrimiento humano, si no que también ha elevado y cargado de significado nuestro propio sufrimiento: éste, aceptado y ofrecido en unión al sufrimiento de Cristo, se convierte en una respuesta de amor al amor infinito de Cristo en la cruz y una participación del sufrimiento redentor de Cristo para el crecimiento del Reino de Dios.
De S. Juan Pablo II: “Salvifici doloris” 19-21.
En la cruz de Cristo no sólo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido. Cristo —sin culpa alguna propia— cargó sobre sí «el mal total del pecado». La experiencia de este mal determinó la medida incomparable de sufrimiento de Cristo que se convirtió en el precio de la redención. De esto habla el Poema del Siervo doliente en Isaías. De esto hablarán a su tiempo los testigos de la Nueva Alianza, estipulada en la Sangre de Cristo. He aquí las palabras del apóstol Pedro, en su primera carta: «Habéis sido rescatados no con plata y oro, corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha». Y el apóstol Pablo dirá en la carta a los Gálatas: «Se entregó por nuestros pecados para liberarnos de este siglo malo»; y en la carta a los Corintios: «Habéis sido comprados a precio. Glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo».
El Redentor ha sufrido en vez del hombre y por el hombre. Todo hombre tiene su participación en la redención. Cada uno está llamado también a participar en ese sufrimiento mediante el cual se ha llevado a cabo la redención. Está llamado a participar en ese sufrimiento por medio del cual todo sufrimiento humano ha sido también redimido. Llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo.
Así pues, la participación en los sufrimientos de Cristo es, al mismo tiempo, sufrimiento por el reino de Dios. A los ojos del Dios justo, ante su juicio, cuantos participan en los sufrimientos de Cristo se hacen dignos de este reino. Mediante sus sufrimientos, éstos devuelven en un cierto sentido el infinito precio de la pasión y de la muerte de Cristo, que fue el precio de nuestra redención.
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la
Oración
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
]]>Día 28 de abril, miércoles: 4º día de la novena.
Jesucristo: el sufrimiento vencido por el amor.
Día 27 de abril, martes: 3º día de la novena.
Una primera respuesta: Job y el sufrimiento del inocente.
Día 26 de abril, lunes: 2º día de la novena.
Buscando una respuesta al sentido del sufrimiento.
De S. Juan Pablo II: “Salvifici doloris” 6-8. D. Luis Manuel
La Sagrada Escritura es un gran libro sobre el sufrimiento. De los libros del Antiguo Testamento mencionaremos sólo algunos ejemplos de situaciones que llevan el signo del sufrimiento, ante todo moral: el peligro de muerte, la muerte de los propios hijos, y especialmente la muerte del hijo primogénito y único. También la falta de prole, la nostalgia de la patria, la persecución y hostilidad del ambiente, el escarnio y la irrisión hacia quien sufre, la soledad y el abandono. Y otros más, como el remordimiento de conciencia, la dificultad en comprender por qué los malos prosperan y los justos sufren, la infidelidad e ingratitud por parte de amigos y vecinos, las desventuras de la propia nación.
[…]La realidad del sufrimiento pone una pregunta sobre la esencia del mal: ¿qué es el mal? Esta pregunta parece inseparable, en cierto sentido, del tema del sufrimiento. La respuesta cristiana a esa pregunta es distinta de la que dan algunas tradiciones culturales y religiosas, que creen que la existencia es un mal del cual hay que liberarse. El cristianismo proclama el esencial bien de la existencia y el bien de lo que existe, profesa la bondad del Creador y proclama el bien de las criaturas. El hombre sufre a causa del mal, que es una cierta falta, limitación o distorsión del bien. Se podría decir que el hombre sufre a causa de un bien del que él no participa, del cual es en cierto modo excluido o del que él mismo se ha privado. Sufre en particular cuando «debería» tener parte —en circunstancias normales— en este bien y no lo tiene. Así pues, en el concepto cristiano la realidad del sufrimiento se explica por medio del mal que está siempre referido, de algún modo, a un bien.
Pensando en el mundo del sufrimiento en su sentido personal y a la vez colectivo, no es posible, finalmente, dejar de notar que tal mundo, en algunos períodos de tiempo y en algunos espacios de la existencia humana, parece que se hace particularmente denso. Esto sucede, por ejemplo, en casos de calamidades naturales, de epidemias, de catástrofes y cataclismos o de diversos flagelos sociales.
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
]]>NOVENA AL SANTO CRISTO DE OURENSE
ILMO. MONS. LUIS MANUEL CUÑA RAMOS
S.I. CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN
25 DE ABRIL AL 3 DE MAYO DE 2021
Día 25 de abril, domingo: 1º día de la novena. IV domingo de Pascua
El mundo del sufrimiento humano
En este IV Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor, comenzamos esta novena al Santo Cristo inmersos todavía en una pandemia que ha provocado tanto dolor y muerte. A Él, Pastor de nuestras almas, pedimos hoy de forma especial por las vocaciones sacerdotales, por la santidad de los sacerdotes y suplicamos la gracia para comprender, a la luz de cuanto hemos vivido estos últimos meses, el sentido último del sufrimiento humano. Nuestra guía durante estos nueve días será San Juan Pablo II, un papa también probado por el dolor que nos ayudará, con su Carta Apostólica “Salvifici Doloris” (escrita en 1984), a ir descubriendo el profundo valor del dolor humano visto desde la cruz del Redentor.
De S. Juan Pablo II: Carta Apostólica “Salvifici doloris” 2-5. D. Luis Manuel
El tema del sufrimiento […] es un tema universal que acompaña al hombre […] En cierto sentido coexiste con él en el mundo y por ello hay que volver sobre él constantemente. […] La Iglesia, que nace del misterio de la redención en la cruz de Cristo, está obligada a buscar el encuentro con el hombre, de modo particular en el camino de su sufrimiento. En tal encuentro el hombre «se convierte en el camino de la Iglesia», y es este uno de los caminos más importantes.
El sufrimiento humano suscita compasión, suscita también respeto, y a su manera atemoriza. En efecto, en él está contenida la grandeza de un misterio específico. Este particular respeto por todo sufrimiento humano debe ser puesto al principio de cuanto será expuesto a continuación desde la más profunda necesidad del corazón, y también desde el profundo imperativo de la fe.
Puede ser que la medicina, en cuanto ciencia y a la vez arte de curar, descubra en el vasto terreno del sufrimiento del hombre el sector más conocido, el identificado con mayor precisión y relativamente más compensado por los métodos del «reaccionar» (es decir, de la terapéutica). Sin embargo, éste es sólo un sector. El hombre sufre de modos diversos, no siempre considerados por la medicina, ni siquiera en sus más avanzadas ramificaciones.
Aunque se puedan usar como sinónimos, hasta un cierto punto, las palabras «sufrimiento» y «dolor», el sufrimiento físico se da cuando de cualquier manera «duele el cuerpo», mientras que el sufrimiento moral es «dolor del alma». La extensión y la multiformidad del sufrimiento moral no son ciertamente menores que las del físico; pero a la vez aquel aparece como menos identificado y menos alcanzable por la terapéutica.
Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
]]>RITO PARA A ADMISIÓN DE CANDIDATOS Á ORDE SACERDOTAL.
SEMINARIO “REDEMPTORIS MATER”
24 – IV – 2021
NOVENA AL SANTO CRISTO DE OURENSE
Catedral Metropolitana de Compostela