Domingo Gaudete

Quién eres tú, Señor
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR? Decimos que eres el esperado pero ¡esperamos otras cosas! Decimos que haces ver a los ciegos, pero nos cuesta mirar por tus ojos. Decimos que haces andar a los paralíticos, pero se nos hace tan difícil caminar por tus senderos. Vienes a limpiar nuestras conciencias, y preferimos caminar en el fango. Sales a nuestro encuentro para darnos vida y abrazamos las cuerdas que nos llevan a la muerte.
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR? Como Juan, queremos saberlo. Como Juan, queremos preparar tu llegada. Como Juan, en la cárcel del mundo, levantamos nuestra cabeza porque queremos que Tú nos liberes.
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR? Si eres la alegría, infunde a nuestros corazones júbilo. Si eres salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación. Si eres fe, aumenta nuestro deseo de seguirte. Si eres amor, derrámalo en nuestras manos para, luego, poder ofrecerlo a nuestros hermanos.
El mundo te necesita para devolverle la alegría, la paz y la esperanza. Por eso, Señor, porque sabemos quién eres Tú… ¡Ven y no tardes en llegar…Señor!
















Día 6º de la novena: Lectura bíblica del sexto día: Hechos de los Apóstoles 1, 12-14 2Entonces se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. 13Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro y Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago. 14Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Meditación: Toda comunidad debe tener una cabeza y un corazón: la comunidad cristiana tiene a Jesucristo como cabeza y a María como corazón. Si quieres que tu apostolado sea fecundo y que el cansancio no te venza, ponte siempre bajo la protección de María. Profundización Como marco «¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!». Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a menudo aquella oración-jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así lo hiciesen. ¿Dejaremos nosotros de hacerlo? Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de aseguramos en todo momento el favor de la Santísima Virgen.]]>

