DSC00883

Día da misa crismal

Misa Crismal

Feito histórico na Igrexa de Ourense: a bendición dos Santos Óleos e a consagración do Santo Crisma terán lugar na igrexa parroquial de Santa Eufemia do Centro nunha solemne celebración eucarística presidida polo Bispo.

A misa crismal, que o bispo concelebra co seu presbiterio, é coma unha manifestación de comuñón dos sacerdotes co propio bispo e con todo o pobo de Deus. Co santo crisma consagrado polo bispo, únxense os bautizados, sélanse os confirmados e únxense as mans dos presbíteros, as cabezas dos bispos e as paredes e altar das igrexas no caso da súa dedicación. Co aceite dos catecúmenos, prepáranse e disponse aos catecúmenos  para o Bautismo. Co óleo dos enfermos, estes reciben alivio e ánimo na  súa debilidade física e espiritual.

Neste día, ademais do matiz do sacerdocio ministerial, todo o pobo de Deus conmemora e celebra a súa realeza, a súa santidade e o seu sacerdocio, a súa pertenza ao Pobo de Deus grazas aos sacramentos da iniciación cristiá e, deste xeito, coa capacidade de bendicir ao Señor.

Ás cinco da tarde, na igrexa de santa Eufemia, terá lugar un retiro espiritual para os sacerdotes e ás sete da tarde, no mesmo templo parroquial, iniciarase a solemne concelebración da Misa Crismal. ºAcabada a celebración, os Señores Arciprestes levaran os santos óleos ás súas respectivas parroquias para utilizalos durante todo o ano ata a a próxima semana santa. Alí, reservados nun lugar digno, serán venerados polos feligreses.

]]>

IMG_20211214_121948

El Cabildo Catedralicio felicita al Sr. Obispo

El Cabildo Catedral felicita la Navidad al Sr. Obispo

 Día 23 de diciembre del 2021

 Se recupera de este modo una tradición secular del Cabildo Catedralicio de felicitar al Sr. Obispo por la Solemnidad de la fiesta de la Natividad del Señor. Esta se había roto en el año 2020 por la pandemia del covid 19, dadas las restricciones que se habían impuesto para poder controlar y superar el coronavirus.

Con el mayor cuidado, guardando todas las medidas aconsejadas para estos eventos, nos reunimos con el Sr. Obispo en el lugar de la exposición de los Belenes del Mundo en el pasillo central del Obispado de Ourense.

 ¡Feliz Navidad y que el Señor nos ayude a encontrarle en el portal de Belén!

 

Exposición de Belenes del Mundo en el Obispado:

         ]]>

DSC03657

Tiempo Litúrgico de Adviento

TIEMPO DE ADVIENTO

 Introducción al tiempo de Adviento

El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza: espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal; conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (Mt 3, 2); y esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cf. Rom 8, 24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y «nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es» (1 ]n 3, 2).(Cfr. Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (o. 96)

 La corona de adviento

 La corona de adviento es un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida. Al encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona de Adviento significamos nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso, en el primer domingo de adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio con una oración, que rezuma alegría y gozosa esperanza: “La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora te pedimos, Señor, que nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará toda oscuridad”.

Litúrgica y pastoralmente no estaría mal que en la misa principal se procediese a la recuperación del rito bautismal de la bendición del agua con la aspersión, invitando a la reconciliación y a la conversión al Evangelio.

 

El árbol de Navidad

Desde tiempos inmemoriales se ha visto en los árboles algo sagrado, referente a la divinidad (fertilidad, regeneración, primavera…). El cristianismo transformó las costumbres nórdicas paganas de venerar las encinas como sagradas. Ante la imposibilidad de erradicar tales creencias, las asumió cambiándoles el sentido. Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado al dios Thor en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecía un sacrificio. El misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto; un árbol que «representa la vida eterna porque sus hojas son perennes y porque su copa señala al cielo”.

 Estrella de Belén

Elementos del árbol de Navidad: la estrella, colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la Estrella de Belén; las bolitas que adornan el árbol simbolizan los dones de Dios a la humanidad; las cinas de colores representan la unión de las familias y de las personas queridas, dando y recibiendo “aguinaldos”; las luces, en un principio velas, representan a Cristo, luz del mundo.

Pastoralmente el árbol de Navidad puede instalarse en las plazas, delante de los templos o en las casas en los primeros días del Adviento, tal como se hace en la plaza de san Pedro en Roma. Es un reclamo que nos coloca en actitud de esperanza activa prenavideña.

 Vigilia de Adviento: Galería:

]]>

Cuaresma 1

Cuaresma 2021

Cuaresma  2021

 HEMOS PUESTO EN CRISTO NUESTRA ESPERANZA”

Diócesis de Ourense

La esperanza en Cristo no defrauda

 Estamos padeciendo desde hace casi un año ya, una auténtica “pasión”: la de vernos obligados a vivir en las antípodas de lo que realmente somos y queremos ser como seres humanos: interrelación, comunicación, cercanía, hogar, calor .…. Hoy la pandemia nos hace sufrir de soledad, distanciamiento, incertidumbre, miedo, muerte, incomunicación, aislamiento. En estas circunstancias, sentimos la tentación de maldecir el mundo y nuestra suerte y, buscar, por donde sea, chivos expiatorios de lo que nos  pasa. Sentimos la tentación de “tirar todo por la borda” y navegar con esa extraña y peligrosa “borrasca de la desesperanza”.

Sin embargo, por encima de todo, una frase del evangelio que escucharemos el 4º domingo de Cuaresma debería resonar en nosotros a lo largo de este tiempo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único… Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16-17).

 

La Cuaresma y la Pascua puede ser para nosotros, este año, un itinerario personal y comunitario en el que poder ponernos en sintonía con el Dios de la esperanza y de las esperanzas: Dios ama al mundo, a este mundo y lo ama precisamente en estas circunstancias, en este tiempo de pandemia que está transformando nuestras vidas. Dios nos invita, pues, a un camino de conversión al mundo para amarlo tal como Él lo ama . Un camino que es, a un tiempo, de “conversión” y de “esperanza”. Un camino de interiorización para que, acompañados por Dios, nuestro padre, y en seguimiento de Jesucristo, podamos convertir el absurdo en sentido, el “dolor” en “amor”, la angustia en esperanza (Pastoral Diocesana).

Galería de Fotos:

]]>