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Solemnidad de la Epifanía del Señor

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 Día 6 de enero

 Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que se recuerdan tres manifestaciones del gran Dios y Señor nuestro Jesucristo: en Belén, Jesús niño, al ser adorado por los magos; en el Jordán, bautizado por Juan, al ser ungido por el Espíritu Santo y llamado Hijo por Dios Padre; y en Caná de Galilea, donde manifestó su gloria transformando el agua en vino en unas bodas (elog. del Martirologio Romano). Oración colecta: Oh, Dios, que revelaste en este día tu Uni­génito a los pueblos gentiles por medio de una estrella, concédenos con bondad, a los que ya te conocemos por la fe, po­der contemplar la hermosura infinita de tu gloria.   Lectura del santo Evangelio según san Mateo: Mt.2, 1-12 Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».     Las Fiestas del año litúrgico: Queridos hermanos: La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y so­lemnidades del tiempo, recordamos y vivi­mos los misterios de la salvación. Centro de todo el año litúrgico es el Triduo pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la noche santa de Pascua que, con gozo, cele­braremos el día 17 de abril. Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo aconte­cimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y a la muerte. De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos. El Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 2 de marzo. La Ascensión del Señor, que este año será el 29 de mayo. El Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 5 de junio. El primer domingo de Adviento, que cele­braremos el día 27 de noviembre. También en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos, de san Martín de Tours el día 11 de noviembe, y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor.

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Domingo IIº de Navidad

Día 2 de enero

IIº domingo de Navidad

Celebrar Navidad es celebrar que Dios está con nosotros. ¡No estamos solos! Es la dicha sin límites de saber y sentir que Dios nos ama y se hace cercano. Podemos contemplar a Dios en el rostro del niño Jesús. Él es la pala­bra del Padre, expresión del Dios invisible en el mundo, desde siempre y para siempre. El evangelista Juan nos ofrece una profunda reflexión ante la humanidad del pesebre. La palabra es comunicación, expresión de la pro­pia interioridad al otro, y que pide respuesta. Dios nos enseña, en el pesebre, a hablar desde el silencio y la contemplación, porque creer es dejarse iluminar por su luz, y Él espera de los hombres un encuentro luminoso y un diálogo de corazón. Hoy Jesús sigue siendo palabra en la historia, para los que tienen abierto el sentido de la fe, para entrar en comunión con Él y participar de su filiación divina. También hoy viene a nuestra vida para plantar su tienda, que es hogar, cobijo y acogida para todos. Su palabra en nuestra vida es gracia y plenitud, y su voz nos llega desde la sencillez, la pobreza y el amor de las pequeñas cosas, en las actitudes humildes y los rostros amables. Dejemos que su luz colme de Vida nuestras vi­das, para que nosotros seamos testigos de su palabra. Que no nos acostumbremos al misterio. Canto (Misa Claret)

El Verbo hecho carne

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Coro Aqua Musica:

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Día 1 de enero: Santa María Madre de Dios

Solemnidad de santa María Madre de Dios.

Día 1 – I – 2022

¡Salve, Madre santa! Virgen, Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos

 

 Hoy es la fiesta de María Theotokos, que en griego significa “la que dio a luz a Dios”. Celebramos que es la Virgen y Madre de todos los hombres.

Una mujer que vivió, sufrió y murió con gran sencillez, sin triunfos ni milagros. Su mirada de Madre que acoge incondicionalmente, no juzga, perdona y ama siempre, es para nosotros un modelo de vida. Encomendémonos a ella, en este nuevo año que empezamos y pidámosle que ruegue por nosotros.

¡Que pronunciemos palabras amables y seamos constructores de paz. Que sepamos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y d elos hombres!

Que “el Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Num.6, 22-27).

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La Natividad del Señor

Feliz Navidad

25 – XII – 2021

Oh, Dios, que estableciste admirablemen­te la dignidad del hombre y la restauraste de modo aún más admirable, concédenos compartir la divinidad de aquel que se dignó participar de la condición humana.

Is.52, 7-10

Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sion: “Tu Dios rei­na!».

Heb.1, 1-6

En muchas ocasiones y de muchas mane­ras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Jn.1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios… Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.

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Santa Lucía

Santa Lucía Celebramos la memoria de santa Lucía Virgen y Mártir, quien, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, ciudad de Sicilia, en Italia, mereció entrar con él a las bodas y poseer la luz indefectible. Lucía es protectora contra los males de la vista.

Oh, Lucía  amada, 

que estás en el cielo,

Sé nuestro modelo

Y nuestra abogada

ORACIÓN: Que la poderosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo, Señor, para que en la tierra celebremos su triunfo y en el cielo participemos de su gloria. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 JACULATORIA:

Santa Lucía, virgen y mártir. Ruega por nosotros

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Bendición de los Belenes

DOMINGO 3º DE ADVIENTO

 12 – XII – 2021

BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES DEL NIÑO JESÚS

El domingo tercero del tiempo de Adviento se llama domingo «Gaudete», «estad alegres», porque la antífona de entrada de la santa misa retoma una expresión de san Pablo en la carta a los Filipenses, que dice así: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres».

La próxima Navidad nos recordará esta verdad fundamental de nuestra fe y, ante el belén, podremos gustar la alegría cristiana, contemplando en Jesús recién nacido el rostro de Dios que por amor se acercó a nosotros. A esta luz, es un verdadero placer renovar la hermosa tradición de la bendición de las imágenes del Niño Jesús que se pondrán en el belén.

 

Oración

Dios, Padre nuestro, tú has amado tanto a los hombres que nos has mandado a tu Hijo único, Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y guiarnos de nuevo a ti.

 Te pedimos que, con tu bendición, estas imágenes de Jesús, que está a punto de venir a nosotros, sean en nuestros hogares signo de tu presencia y de tu amor. Padre bueno, bendícenos también a nosotros, a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestras familias y a nuestros amigos.

 Abre nuestro corazón, para que recibamos a Jesús con alegría, para que hagamos siempre lo que él nos pide y lo veamos en todos los que necesitan nuestro amor.

 Te lo pedimos en nombre de Jesús, tu Hijo amado, que viene para dar al mundo la paz. Él vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Ángelus

Y ahora recemos juntos la oración del Ángelus, invocando la intercesión de María para que Jesús, que al nacer trae a los hombres la bendición de Dios, sea acogido con amor en todos los hogares del mundo. Papa Benedicto XVI, Ángelus del 14 de diciembre de 2008.

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Novena a la Purísima

VIRGEN INMACULADA

Novena breve

 

Ambientación histórico – artística:

La Inmaculada Concepción es un dogma de la Iglesia católica definido en el año 1854. Afirma que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción en virtud de los méritos de su hijo Jesucristo. Pero, una vez más, el pueblo de Dios se anticipó a sus pastores distinguiendo a María con la advocación de la Inmaculada Concepción. En la Catedral de Ourense, en el año 1658, se encargó el primer retablo de la Inmaculada a Mateo de Prado, que se colocaría en la capilla central de la girola. De este retablo solo se conserva, maltrecha, una imagen en el museo catedralicio. En 1778, el Deán Antonio Francisco Salgado renovó el retablo y encargó una nueva imagen, una interesante talla de la escuela madrileña, atribuida con acierto al gran escultor Luis Salvador Carmona. La capilla de la Inmaculada se viste de azul y rosas para su novena y solemnidad, día ocho de diciembre. En el Museo de la Catedral se conserva también otra delicada imagen que, siguiendo los modelos de Gregorio Fernández, realizó Mateo de Prado para la hornacina alta del retablo de la Conversión de San Pablo. En la Sacristía estuvo, hoy en Santa María Madre, un magnífico cuadro de la Inmaculada firmado por el pintor madrileño Antonio Castrejón, siglo XVII. Por lo que se ve que la devoción a la Inmaculada Concepción estuvo, desde tiempo inmemorial, muy presente en la Catedral. Su fiesta se celebra el día 8 de diciembre.  

Himno mariano de la fiesta de la Purísima:

 Pureza inmaculada, espejo del Señor, ¡oh fuente de la gracia, unida al redentor!

Belleza sin mancilla, encanto virginal, tú eres la alegría, la gloria del mortal.

¡Oh vara florecida del tronco de Jesé!, en gracia concebida, ¡oh gloria de Israel!

Dichosa por los siglos los pueblos te dirán: tú fuiste del Dios vivo la aurora celestial. Amén.

 

Texto Bíblico: Lc. 1, 26 – 28:

En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Comentario a la Palabra de Dios:

Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios (Mt. 5, 8). La alegría de María, tal como se lo explica el arcángel San Gabriel, brota de su plenitud de gracia, de la presencia de Dios en su corazón. El papa Francisco, en su exhortación apostólica Gaudete et Exultate (Alegraos y Regocijaos) en la que nos invita a ser santos, nos pide alegría y regocijo, desde un corazón limpio, puro, sencillo, sin suciedad.  ¿Por qué motivo? Porque del corazón nace lo que contamina al hombre (cf. 15,18), porque de allí proceden los asesinatos, el robo, los falsos testimonios, y demás cosas (cf. 15,19)

Oración de los fieles:

Oremos al Señor nuestro Dios, que eligió a María con vo­cación singular, bendita entre todas las mujeres.
  • Por la Iglesia universal: para que viva sin mancha ni arruga ni nada seme­jante, avanzando por el camino de la santidad. Roguemos al Señor.
  • Por los jóvenes y adolescentes: para que sigan, como María, la virtud de la pureza y vivan siempre alegres en el amor a Dios y al prójimo. Roguemos al Señor.
  • Por los enfermos y cuantos sufren en este valle de lágrimas: para que en­cuentren siempre en María el consuelo y la gracia que necesitan. Roguemos al Señor.
  • Por cuantos estamos aquí, celebrando con gozo el triunfo de Cristo en María: para que, como ella, seamos santos e irreprensibles por el amor. Roguemos al Señor.

Padre nuestro, Avemaría y gloria al Padre…

Oración final:

Te pedimos, Señor, que la Concepción Inmaculada de María, que hoy celebramos, sea fuente de bendición para todos. Por Jesucristo nuestro Señor.]]>

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Tiempo Litúrgico de Adviento

TIEMPO DE ADVIENTO

 Introducción al tiempo de Adviento

El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza: espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal; conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (Mt 3, 2); y esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cf. Rom 8, 24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y «nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es» (1 ]n 3, 2).(Cfr. Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (o. 96)

 La corona de adviento

 La corona de adviento es un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida. Al encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona de Adviento significamos nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso, en el primer domingo de adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio con una oración, que rezuma alegría y gozosa esperanza: “La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora te pedimos, Señor, que nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará toda oscuridad”.

Litúrgica y pastoralmente no estaría mal que en la misa principal se procediese a la recuperación del rito bautismal de la bendición del agua con la aspersión, invitando a la reconciliación y a la conversión al Evangelio.

 

El árbol de Navidad

Desde tiempos inmemoriales se ha visto en los árboles algo sagrado, referente a la divinidad (fertilidad, regeneración, primavera…). El cristianismo transformó las costumbres nórdicas paganas de venerar las encinas como sagradas. Ante la imposibilidad de erradicar tales creencias, las asumió cambiándoles el sentido. Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado al dios Thor en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecía un sacrificio. El misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto; un árbol que «representa la vida eterna porque sus hojas son perennes y porque su copa señala al cielo”.

 Estrella de Belén

Elementos del árbol de Navidad: la estrella, colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la Estrella de Belén; las bolitas que adornan el árbol simbolizan los dones de Dios a la humanidad; las cinas de colores representan la unión de las familias y de las personas queridas, dando y recibiendo “aguinaldos”; las luces, en un principio velas, representan a Cristo, luz del mundo.

Pastoralmente el árbol de Navidad puede instalarse en las plazas, delante de los templos o en las casas en los primeros días del Adviento, tal como se hace en la plaza de san Pedro en Roma. Es un reclamo que nos coloca en actitud de esperanza activa prenavideña.

 Vigilia de Adviento: Galería:

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Novena de la Medalla Milagrosa

NOVENA BREVE DE LA MEDALLA MILAGROSA

Del 19 al 27 DE NOVIEMBRE DEL 2021

EN LA IGLESIA DE SANTA MARÍA MADRE

A LAS 18.00 HORAS

SANTO ROSARIO, NOVENA Y SANTA MISA

EN LA CATEDRAL NOVENA AL FINAL DE CADA EUCARISTÍA

 

En una medianoche iluminada con luz celeste como de Nochebuena – la del 18 de julio de 1830 – se apareció por primera vez la Virgen Santísima a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl. Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban las lágrimas de los ojos. ¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tú recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que lloran.

 

Temario: 1º. La medalla de la Virgen Milagrosa, alivio y consuelo de todos los que sufren y lloran. 2º. Jesús y María, luz, fortaleza y guía de nuestra vida. 3º. Auxilio de los cristianos, rogad por nosotros. 4º. Como el hijo pequeño en brazos de su madre, así estamos nosotros en el regazo de María. 5º. María, medianera de todas las gracias. 6º. ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos! 7º. Acudamos siempre a buscar protección en María. 8º. María de los Milagros a favor de los pecadores. 9º.  El cristiano que ama a la Virgen tiene que salvarse.

 PETICIÓN: Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen de la Medalla Milagrosa, la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.

 OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA Y TRES AVES MARÍAS.

ORACIÓN:

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

JACULATORIA:

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo, Nuestro Señor.

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