5ª Estación Märnu 2003

Novena al Santo Cristo de Ourense

5º Día de la Novena al Santo Cristo de Ourense.

Jesús ante Pilato. Mt. 27, 11 -22

“¿A quién queréis que os suelte a Barrabás o a Jesús, a quien llaman Mesías? Gritaron: a Barrabás”. Señor, ayúdame a vencer mi cobardía cuando me ridiculicen por seguirte y dame fuerzas para preferirte a ti antes que a mi egoísmo. Son muchos los barrabases de la vida que preferimos al mismo Dios, hecho hombre. Dinero, placer, apariencia, comodidad, ser considerados… Pero la voluntad del Padre es que todos tengamos vida eterna por su Hijo. “Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna”. Jn.6, 35 – 40. El Evangelio de hoy nos invita a descubrir nuestra capacidad de entrega a los demás, nuestra actitud de compartir con todos y la generosidad de darnos, sobre todo a los más pobres y necesitados. Se nos pide entregarnos a los demás descubriendo en cada encuentro la voluntad de Dios en el día a día. El seguimiento de Jesús nos pide ser flexibles y vivir la humildad suficiente para dejar de lado todo lo nuestro y abrirnos a las necesidades de los demás. La Eucaristía es el sacramento del amor y la fuente de nuestro compromiso caritativo y social. Para ser fieles a lo que se nos pide necesitamos momentos de encuentro con el Señor en el silencio  y la reflexión. “Señor, tú tienes palabras de vida eterna”.  “Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio). Oración en tiempos difíciles: Enséñanos a llevar nuestra cruz unidos a tus sufrimientos, − para que se manifieste en nosotros la luz de tu gloria. Apiádate de nosotros, Señor.  Oración: Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén]]>

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Novena al Santo Cristo de Ourense

4º Día de la Novena al Santo Cristo de Ourense.

Negaciones de Pedro. Lc. 22, 55 – 62.
Pedro se acordó de las palabras del Señor:” antes de que cante el gallo me negarás tres veces. Y saliendo afuera, lloró amargamente”. Por vergüenza y por cobardía yo te he negado una y mil veces.Mírame, Señor, para que sienta dolor por haberte ofendido y me convierta de corazón.
Es fácil negar lo evidente para evitar el compromiso de tener que aparecer como amigos y discípulos de Jesús. Pero una simple mirada de Jesús puede ayudarnos a descubrir la verdad que salva y da sentido a la vida.  “No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo”. Jn. 6, 30 – 35.
Jesús no es una idea ni una convicción personal. Jesús es la persona con la que puedo relacionarme, hablar, escuchar y sentir. Seguir a Jesús será compadecer, animar, curar, decir una palabra amiga, tal como Él lo hizo. Dar testimonio con obras más que con palabras y sentir que somos el punto de enlace entre Dios y los hermanos. La tarea necesita momentos de intimidad con el Señor en la oración. La Eucaristía será nuestro pan para el camino. “Señor, danos de ese pan”. Con la multiplicación de  los panes Jesús sació el hambre material de las gentes; con el nuevo pan, a quien lo coma, le quitará el hambre para siempre. Ese pan da vida al mundo.
 “Por tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración en tiempos difíciles: Tú, que has tenido compasión por todos los sufrimientos humanos, reanima la esperanza de los enfermos y dales serenidad y salud, pero haznos también a nosotros solícitos para aliviar sus sufrimientos. Apiádate de nosotros, Señor.
Oración: Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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