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Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

El jueves Santo celebramos la Santa Cena y el misterio de la Eucaristía, Jesús se entregaba a la cruz y se hacía presente de una manera nue­va a través de la resurrección. En su despedida quiso sellar esta Nueva Alianza con el sacra­mento de la Eucaristía. Con la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, la Iglesia nos invita a volver a reflexionar sobre este misterio y a fijarnos en la presencia de Jesús en el Pan y en el Vino. Los israelitas recibieron el maná del cielo para ser alimentados durante su travesía por el desierto. Nosotros hemos recibido la Eucaristía para alimentarnos mientras caminamos por la existencia. Aquel pan no duraba, y los que lo comían, un día u otro morían. Pero el Pan de la Eucaristía perdura a lo largo de los siglos y nos abre las puertas de la vida eterna. Recordemos este don cuando nos acerquemos al sagrario, el tabernáculo de la Nueva Alianza, o cuando lo contemplemos expuesto en la custodia. Es un momento de adoración, de asombro al acceder a un misterio que desborda nuestras categorías mentales (Misa Claret)

ADORO TE DEVOTE…

Te adoro con devoción, Dios escondido,

oculto verdaderamente bajo estas apariencias.

A Ti se somete mi corazón por completo,

y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;

pero basta el oído para creer con firmeza;

creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:

nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,

pero aquí se esconde también la Humanidad;

sin embargo, creo y confieso ambas cosas,

y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás

pero confieso que eres mi Dios:

haz que yo crea más y más en Ti,

que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!

Pan vivo que das vida al hombre:

concede a mi alma que de Ti viva

y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,

límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,

de la que una sola gota puede liberar

de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,

que se cumpla lo que tanto ansío:

que al mirar tu rostro cara a cara,

sea yo feliz viendo tu gloria.

Amén (Santo Tomás de Aquino).

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Fiesta de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote

Fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote Fruto de las encíclicas «Ad catolice sacerdote» y «Mediator Dei», la celebración de Jesucristo, Gran Sacerdote se inició en Madrid y Sala­manca. En 1973 fue introducida en la liturgia hispana. «Cristo realmente es sacerdote, por­que ofrece al Padre las oraciones y los anhelos religiosos de toda la humanidad; es también víctima, porque se pone él mismo en lugar del hombre pecador» (Pío XII, Mediator Dei). Por Él ofrecían la vida los primeros mártires: solo Él, con su sacrificio amoroso, ha construido el puente («pontífice») que conduce la humanidad a Dios. La última cena expresa bien lo esencial del sacerdocio de Cristo. Su gran «sacrificio» no tiene nada que ver con la ofrenda de animales, sino con la ofrenda de sí mismo que ha caracteriza­do toda su vida: en el pan y el vino ofrecidos y compartidos expresa su vida entregada por nosotros y por toda la humanidad. Cada Eu­caristía nos permite recordar y actualizar esta entrega, y añadir la nuestra. Nosotros, consti­tuidos sacerdotes con Cristo por el bautismo, estamos llamados a hacer de nuestra vida una entrega generosa. Gracias, Señor, por ser el gran sacerdote com­pasivo que conoce bien nuestras debilidades (Misa Claret).

 Día sacerdotal

Los sacerdotes renuevan hoy las promesas sacerdotales ante su Obispo. Un día especial de oración por los sacerdotes. Por el aumento de vocaciones al sacerdocio. Por la permanencia de los sacerdotes en su entrega al servicio de la Iglesia. Por los sacerdotes para que se embarquen en la nueva evangelización a la que la Iglesia les invita. Recordando que un buen sacerdote hace una buena comunidad, y una buena comunidad hace un buen sacerdote.

 Bendición y Consagración de los Santos Óleos.

Se hace en la Catedral, porque el Obispo es el supremo Pastor de la diócesis y la Catedral es su sede. Desde ella enseña, santifica y gobierna pastoralmente a toda la diócesis. Los santos óleos son la fuente de donde mana la vida de gracia sacramental para todos los cristianos. En esta fuente beberemos todos los diocesanos, pues los santos óleos serán llevados por los Srs. Arciprestes a todos y cada uno de los arciprestazgos, para que, desde allí, lleguen a todas las comunidades parroquiales. En cada comunidad parroquial han de ser Conservados en un lugar digno: un tabernáculo especial para los Santos Óleos.

 FELICITACIONES A LOS SACERDOTES EN SU CUMPLE AÑOS SACERDOTAL

 60 años de sacerdocio:

 Adolfo Álvarez Cid

José Luis López Blanco

Camilo Parente Conde

Julián Polo Martos

José Benito Sieiro González

50 años de sacerdocio:

David Cid Pumar.

Rufino Estévez Pérez

José Fernández Bangueses

José Iglesias Iglesias

Manuel Mera Martínez

Manuel Pérez González

25 años de sacerdocio:

Francisco Manuel Martín López

Galería de Fotos:
 
 
 
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Solemnidad de la Ascensión del Señor

¡Dios asciende entre aclamaciones, 

el Señor al son de trompetas!

«Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y «hasta el confín de la tierra» (Hch. 1, 1 – 11).
«Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt. 28, 16 – 20).
 
«El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cual la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes…»(Efs.1, 17-23)  
 
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En el cien aniversario del nacimiento del papa san Juan Pablo II.

CELEBRACIÓN EN EL CIEN ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO

DE SAN JUAN PABLO II.

Misa solemne de apertura de un mes jubilar para la Catedral de Ourense en el que se puede lucrar la indulgencia plenaria, cumpliendo las condiciones para ello requeridas: visitando el altar de san Juan Pablo II en la capilla del Santísimo de esta Catedral, arrepentimiento y confesión de los pecados, comunión sacramental y oración por las intenciones del Romano Pontífice, Padrenuestro, Credo y súplica a la Virgen María y a san Juan Pablo II.
Dado el tiempo que estamos viviendo de pandemia del coronavirus, también desde los hogares se pueden lucrar estas mismas gracias, arrepintiéndose de los pecados, confesando y comulgando cuanto antes sea posible, haciendo un rato de oración, pidiendo por las intenciones del Papa, rezando el Padrenuestro, haciendo la profesión de la fe y con una súplica a la Virgen y al mismo san Juan Pablo II.
El período jubilar de un mes comienza el día 17 de mayo y termina el día 14 de junio, domingo, con la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
 
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