Día 4 de noviembre, día 2º de la novena
Martín, soldado del Imperio Romano.

HIMNO DE LA NOVENA
Martín, alma de apóstol, que aceptaste morir,
ansiando el premio de la gloria:
vivir, si no, por bien de tus hermanos:
alienta nuestra fiesta en tu memoria.
Rechaza las insidias del Maligno,
renueva tus prodigios y favores,
el rostro de la Iglesia purifica,
dirige la labor de sus Pastores.
Del caos triunfador una y mil veces,
levanta a los que yacen en pecado,
revístenos de amor y de justicia,
así como vestiste al marginado.
Redunde en alabanza de tu gloria
un nuevo florecer de vocaciones.
Infúndenos la fe que profesaste,
vertida en pensamientos y en acciones. Amén.
Tema: Martín soldado del Imperio romano.
El padre de Martín era militar. El mismo Martín se encamina por esta profesión animado y estimulado por sus progenitores. Estamos en el s. IV y la vida militar de un imperio ya bien establecido tiene gran prestigio y facilita una vida acomodada para cualquier familia. Aunque, en el pensamiento cristiano, el oficio militar, visto como preparación para la guerra, no podía aceptarse. Recordemos al respecto los tres noes del cristianismo al imperio romano: No a la esclavitud, pues todos somos iguales en dignidad como hijos de Dios; no a la idolatrías, pues único es el Dios revelado por nuestro Señor Jesucristo; no a la guerra, no al “si vis pacem, para bellum”, pues el amor es el distintivo de los creyentes en Cristo. Nosotros no queremos vivir en una Iglesia cerrada y autorreferencial. Como los primeros cristianos queremos apostar por una Iglesia con futuro, con una cultura vocacional de decisión y compromiso, “mirad como se aman”
Juan. 13, 34:
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros”.
Contemplamos:
Se nos han roto los sostenes clásicos del amor en la sociedad actual: el matrimonio, la familia, el hogar, la buena vecindad, la amistad verdadera. Desconfiamos los unos de los otros. Yo y mis gustos se constituyen en norma de comportamiento. El amor auténtico de entrega y generosidad por la persona amada no se valora. Manda la ley del aprovechamiento. Nos falta la unión con Dios en Cristo Jesús por el Espíritu: “permaneced en mí amor”.
Padre nuestro, que estás en el cielo…
Oramos:
“Señor, abre nuestros ojos para que conozcamos las necesidades de nuestros hermanos, inspíranos las palabras y las obras para confortar a los que están cansados y agobiados, siguiendo el ejemplo y mandato de Cristo”. Te lo pedimos por intercesión de San Martín, que renunció a las armas por amor, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. (Cfr. Misal Romano, Plegaria eucarística por diversas necesidades. IV. Jesús Pasó haciendo el bien).
Bendigamos al Señor. Demos gracias a Dios.
Podéis ir en paz.





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