Domingo de Ramos
Domingo de Ramos. Despois de dous anos de pandemia do covid 19, recuperamos a procesión de Ramos. A procesión de ramos expresa de xeito sensible a nosa peregrinación coresmal. Culminamos a subida a Xerusalén con Cristo para vivir con El a Pascua, quen, «recoñecido como home pola súa presenza, humillouse, fíxose. obediente ata a morte e a morte de cruz». A liturxia de hoxe inclúe, pois, os dous polos do misterio pascual: o rexeitamento e a aceptación, a sombra e a luz, a morte e a vida. Da alegría da procesión pasamos á contemplación da Paixón de Cristo no Evanxeo. Estes dous polos atopan a súa expresión máis completa e perfecta na celebración da Eucaristía que, ao mesmo tempo que é sacrificio, é tamén un banquete festivo para os fillos de Deus.
Conmemórase a entrada do Señor na cidade santa, Xerusalén, e na nosa cidade coa procesión polas rúas de Ourense, desde o Parque de San Lázaro ata a Catedral Basílica de San Martiño, acompañando a Xesús, montado sobre a burriña, no medio do alborozo e rebumbio dos nenos e das persoas maiores, que aclaman ao Señor, cantando “bendito o que ven no nome do Señor”. En tempos, pasados nos nosos pobos, os mozos e mozas buscaban os mellores ramos para lucir no domingo de ramos.
Galería de fotos:

lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll


]]>





]]>






El testimonio del Bautista sobre Jesús es muy valioso e importante. El evangelista, que fue su discípulo, lo recoge, lo medita y lo resume en una frase: «Ese es el Cordero de Dios»
Jesús es el Cordero de Dios. Y lo es de dos maneras, ya que, en lengua aramea, la misma palabra podía significar siervo y cordero. El Siervo del Señor, anunciado por el profeta Isaías, es anuncio de Jesús. Jesús es quien carga con los pecados de sus hermanos, los hombres, y se ofrece, inocente, para expiar por ellos. Él es «el que quita el pecado del mundo»~ es decir, el que restablece las relaciones de paz entre Dios y los hombres haciendo que éstos sean de nuevo hijos suyos. Todo esto lo recuerda la liturgia del Viernes Santo.
Mt. 16, 13-19
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Te daré las llaves del Reino. El llamado «poder de las llaves» es el mismo que Jesús tiene. Es el poder de «atar y desatar».
La expresión significaba, entre los judíos, prohibir o permitir; condenar o perdonar. Es decir, poder dar normas a la comunidad y poder admitir o separar de ella. En la Iglesia es un poder espiritual y se manifiesta, sobre todo, en el poder de perdonar los pecados. Jesús da esta autoridad a Pedro, pero también a los Apóstoles
La Iglesia católica afirma que los poderes de Pedro pasan a sus sucesores, los Papas. La Iglesia ortodoxa considera, más bien, que todos los obispos que confiesan la fe verdadera suceden a Pedro y a los Apóstoles. Las Comunidades eclesiales surgidas de la Reforma protestante piensan que Jesús dio estos poderes sólo a Pedro. Pero se debe reconocer que la fe católica al explicar este texto se apoya sobre la tradición, y que la interpretación que da, al interior de su fe, corresponde al pensamiento de Jesús.
Jn.20, 22-23.: Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».




