Domingo de Ramos:
Una esperanza en carne viva














Domingo de Ramos:
FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ
CARTA APOSTÓLICA PATRIS CORDE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Con motivo del 150 aniversario de la declaración de san José como patrono de la iglesia universal
Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José». Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente para entender qué tipo de padre fuese y la misión que la Providencia le confió.
Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a través de los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
A SAN JOSÉ
Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.
Galería de fotos:
Domingo 4º de Cuaresma:
Una esperanza cuidadosa
Domingo 2º de Cuaresma:
Una esperanza luminosa
En la tradición bíblica lo alto de la montaña es un lugar privilegiado de encuentro, de búsqueda, de escucha, de conversación con Dios. También es un arte de vivir y un símbolo de andar la vida como buscadores, caminantes, peregrinos, escaladores y aprendices hacia una sabiduría que se encuentra en el Misterio de Dios. En la Cuaresma nos encontramos esta invitación de Jesús de “ir a lo alto de un monte”. Encontrarnos con Él para encontrar la LUZ; Dios es Presencia y Luz para ser personas con luz.
La propuesta de Jesús es salir a menudo de casa, de lo nuestro, de lo sabido, de lo conocido, de lo amarrado y subir “a lo alto de la montaña” ( o al silencio del cuarto o del banco del templo o de paseo…) donde se encuentra la experiencia del encuentro con Dios como una Luz que quema y enciende la vida. Una Luz para ser “luz” y “testigos de la luz”. Subir, salir y contemplar como Dios nos invita a ser personas-luz, a vivir la vida ardiendo con tanto en tusiasmo que a quien se acerque podamos ayudarles a encender su propia luz. La Luz de Dios transfigura porque a Él le gusta vernos vivos, activos, ilusionados, buscadores, intrépidos, luminosos.
Jesús va camino de Jerusalén desde la incertidumbre de lo que sucederá, con la misma incertidumbre que sufrimos nosotros. Él sabe de silencios, de miedos, de dudas. Pero con sus discípulos sube a la montaña de la oración, del encuentro y de la escucha. En contacto con Él y con el Padre se nos ilumina el corazón, como a Jesús, y escuchamos su voz: “Id con Jesús a Jerusalén, hacia el futuro, confiados…”. Queremos bajar del monte, convertidos en “personas luz” y echarnos a andar por nuestras calles y caminos sembrando la esperanza luminosa que viene del Señor (Pastoral diocesana).
]]>San Rosendo
Celanova canta a san Rosendo
Meu corazón, cela vella,
Tes as paredes hedrosas.
Rompendo a cantar estreas
Relampos de Celanova.
——–
A lingua enxerta no ar
Caraveis de arrecendo
Dunha roseira enxertada
No báculo de Rosendo
———
Para a sementeira do lume
Teu devoto é gran de incenso,
Nube que rube pregando
Pola escadiña do ceo.
———-
Rumo de ceo sinala
Teu báculo san Rosendo
Galería de fotos:Domingo 1º de Cuaresma:
Una esperanza probada
sanitarias…”, y hemos tenido que vivir juntos una pandemia de consecuencias dolorosas. Hemos comprobado que “ponerse en cuarentena” es ponerse en un proceso de curación y recuperación para superar un proceso vírico que daña el cuerpo propio y se propaga al cuerpo de los demás.
La Cuaresma litúrgica es un como un tiempo terapéutico para el crecimiento vital y espiritual, como un tiempo de practicar cuidados que ayudan a las personas y a la comunidad cristiana en su maduración y vivencia de la experiencia de Dios.
Estamos experimentando en este tiempo el “desierto” de la inseguridad y de la incertidumbre. No tenemos asegurado el éxito ni tenemos certezas de qué hacer y cómo, ni cómo será nuestro futuro. Es un tiempo para dar espacio a la interioridad, al silencio, a la oración y al trabajo personal para mirar de frente esta “desolación” en la que estamos.
Jesús también vivió el “desierto” y fue tentado con nuestras mismas tentaciones. Pero salió reforzado y más convencido aún de la experiencia recibida: dentro de todos los “desiertos” de nuestra humanidad hay un oasis escondido: el Reino de Dios que no ha muerto. Lo llevamos escondido. Será necesario no dejarnos envolver por las tentaciones que nos paralizan (creernos los mejores, únicos, poderosos, propietarios o enfadados porque no somos el centro del mundo o no somos aplaudidos) y ponernos en búsqueda para encontrar ese tesoro que nos abre a la esperanza desde la conversión.
Ponernos en marcha por senderos nuevos, abandonar tanto lastre que nos impide viajar, hablar y servir libres y ligeros para ser testigos de la Buena Nueva como pregoneros y no como propietarios. ¡No todo está perdido! (Pastoral diocesana).
]]>Cuaresma 2021
HEMOS PUESTO EN CRISTO NUESTRA ESPERANZA”
Diócesis de Ourense
La esperanza en Cristo no defrauda
Estamos padeciendo desde hace casi un año ya, una auténtica “pasión”: la de vernos obligados a vivir en las antípodas de lo que realmente somos y queremos ser como seres humanos: interrelación, comunicación, cercanía, hogar, calor .…. Hoy la pandemia nos hace sufrir de soledad, distanciamiento, incertidumbre, miedo, muerte, incomunicación, aislamiento. En estas circunstancias, sentimos la tentación de maldecir el mundo y nuestra suerte y, buscar, por donde sea, chivos expiatorios de lo que nos pasa. Sentimos la tentación de “tirar todo por la borda” y navegar con esa extraña y peligrosa “borrasca de la desesperanza”.
Sin embargo, por encima de todo, una frase del evangelio que escucharemos el 4º domingo de Cuaresma debería resonar en nosotros a lo largo de este tiempo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único… Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16-17).
La Cuaresma y la Pascua puede ser para nosotros, este año, un itinerario personal y comunitario en el que poder ponernos en sintonía con el Dios de la esperanza y de las esperanzas: Dios ama al mundo, a este mundo y lo ama precisamente en estas circunstancias, en este tiempo de pandemia que está transformando nuestras vidas. Dios nos invita, pues, a un camino de conversión al mundo para amarlo tal como Él lo ama . Un camino que es, a un tiempo, de “conversión” y de “esperanza”. Un camino de interiorización para que, acompañados por Dios, nuestro padre, y en seguimiento de Jesucristo, podamos convertir el absurdo en sentido, el “dolor” en “amor”, la angustia en esperanza (Pastoral Diocesana).
Galería de Fotos:
Manos Unidas lanza su Campaña 62
“Contagia solidaridad para acabar con el hambre”.
Día 14 de febrero
En su Campaña 62, que en 2021 se desarrollará bajo el lema “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”, Manos Unidas se va a centrar en denunciar las consecuencias que la pandemia de coronavirus está teniendo entre las personas más vulnerables del planeta y en promover la solidaridad entre los seres humanos como única forma de combatir la pandemia de la desigualdad, agravada por la crisis sanitaria mundial, que castiga con hambre y pobreza a cientos de millones de personas en el mundo.
Manos Unidas, que lleva más de 62 años trabajando fundamentada en el valor de la solidaridad universal, quiere reafirmar en 2021, con mayor firmeza que nunca:
Por eso, Manos Unidas quiere que este año aumenten los contagios de solidaridad, y no los que llevan a la enfermedad y la muerte. Y por eso quiere que te contagies del mensaje de su nueva Campaña y que colabores en la labor que llevan haciendo desde hace más de seis décadas: acabar con el hambre el mundo.
Solo esto nos ayudará a superar las crisis sanitarias y a construir sociedades dignas para todas las personas.
]]>D. Francisco José Prieto Fernández,
Domingo de la Palabra de Dios
“Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios” (Mc 1,14-20)
Después de cincuenta y cinco años de la clausura del Vaticano II, y como expresión de esa nueva sensibilidad conciliar, podemos decir que la Iglesia ha dado pasos bien significativos en la tarea de dar a conocer la Palabra de Dios. Pensamos tanto en la revisión de la Liturgia de la Palabra en la celebración de la Eucaristía y la presencia de la Escritura en todos los sacramentos, los catecismos y en los diversos itinerarios catequéticos, así como en la publicación de numerosas traducciones de la Biblia, la divulgación de los materiales orientados a distintos ámbitos de la animación bíblica de la pastoral y los innumerables proyectos de lectura creyente de la Biblia en diócesis, parroquias y comunidades.