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Cuaresma

Domingo 4º de Cuaresma:

Una esperanza cuidadosa

En este tiempo de confusión y cambio mucho importa recuperar lo central y poner en valor lo que es importante. “Tanto amó Dios al mundo…” . Aquí está todo dicho. Desbordamiento de Dios amando, se derrama sobre el mundo en la encarnación del Hijo para hacer redención. Inundación, desmesura del amor de Dios. Los seguidores de quien dio la vida por el mundo debemos envolver y abrazar el mundo con la esperanza del Salvador. De ahí que la Iglesia debe ser una comunidad apasionada por la vida del hombre. Iglesia, hogar cálido para que todos encuentren motivos para seguir   esperando. Cómo duele sentir Iglesias sin calor materno, sin acogida cálida. Muchas veces “hace frío en la Iglesia” cuando no tiene entrañas de madre, sino que enjuicia, restringe o frena. Sólo una Iglesia madre capaz de amar en desmesura podrá engendrar, dar vida, generar nuevos convertidos, abrir brechas en los muros de la indiferencia; Jesús se propone en la Cruz como un signo, un signo de misericordia, de perdón, de reconciliación. ¿Qué experiencia vives cuando miras la Cruz? ¿Te cuesta ser acogedor, conciliador, paciente? ¿En qué momentos, con qué personas, en qué situaciones? ¿Experimentas tu parroquia como un lugar de acogida, como un hospital que cura a los heridos, más que un centro penitenciario? Conoces a alguna persona que haya vivido esto? (Pastoral diocesana).      ]]>

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Ante el día del Seminario

Día del Seminario 2021 El próximo 19 de marzo, solemnidad de San José, se celebra el Día del Seminario. Este año bajo el lema, «Padre y hermano, como san José».  El objetivo de esta jornada es reflejar la figura de San José, en los sacerdotes, en un año en el que, si cabe, este santo ha tomado un mayor protagonismo tras declarar el Papa el Año de San José. ¿Cuál es el mensaje? La Subcomisión Episcopal de Seminarios destaca en su reflexión teológica, que, bajo el cuidado de San José, los sacerdotes son enviados a cuidar la vida de cada persona, con el corazón de un padre, sabiendo además, que, cada uno de ellos es su hermano.]]>

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Cuaresma

Domingo 3º de Cuaresma:

Una esperanza indignada

La pandemia ha puesto en crisis todo nuestro sistema de relaciones: con las personas, con la propia existencia, con la salud, el trabajo, la política y, por supuesto con la religión y Dios. El texto del evangelio nos invita a una renovación – purificación de las relaciones con Dios desde la óptica de lo nuevo que ha venido a traer Jesús. Purificación que afectará a los otros aspectos de nuestra vida. “Un templo sin mercaderes”, una religión sin mercaderes, sin comerciantes, sin marchantes, sin cambistas ni negociantes. Esta purificación del templo devuelve a la religión a su autenticidad y su ser en espíritu y verdad. “Una Iglesia purificada”. La Iglesia necesitada siempre de conversión ha de sentirse interpelada, una vez más, por este texto de carácter profético de Jesús. En la base de lo denunciado en esta intervención de Jesús está:
  • La religión. Hay en el corazón del evangelio una crítica de nuestra “religión” sin corazón con la que a veces se pretende “comprar” a Dios. Una religión sin fe y sin espiritualidad; una religión alejada del sufrimiento humano y de la vida de los hermanos.
  • El reducir la acción de Dios a lugares y Dios no es un Dios de lugares, sino de personas.
  • La relación con el dinero y con los bienes materiales. Confundimos la gloria de Dios con nuestra gloria. El honor de Dios con los honores y títulos de los que le sirven. El rechazo a Dios con fracasos nuestros (Pastoral diocesana).
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Cuaresma

Domingo 2º de Cuaresma:

Una esperanza luminosa

 

En la tradición bíblica lo alto de la montaña es un lugar privilegiado de encuentro, de búsqueda, de escucha, de conversación con Dios. También es un arte de vivir y un símbolo de andar la vida como buscadores, caminantes, peregrinos, escaladores y aprendices hacia una sabiduría que se encuentra en el Misterio de Dios. En la Cuaresma nos encontramos esta invitación de Jesús de “ir a lo alto de un monte”. Encontrarnos con Él para encontrar la LUZ; Dios es Presencia y Luz para ser personas con luz.

La propuesta de Jesús es salir a menudo de casa, de lo nuestro, de lo sabido, de lo conocido, de lo amarrado y subir “a lo alto de la montaña” ( o al silencio del cuarto o del banco del templo o de paseo…) donde se encuentra la experiencia del encuentro con Dios como una Luz que quema y enciende la vida. Una Luz para ser “luz” y “testigos de la luz”. Subir, salir y contemplar como Dios nos invita a ser personas-luz, a vivir la vida ardiendo con tanto en tusiasmo que a quien se acerque podamos ayudarles a encender su propia luz. La Luz de Dios transfigura porque a Él le gusta vernos vivos, activos, ilusionados, buscadores, intrépidos, luminosos.

Jesús va camino de Jerusalén desde la incertidumbre de lo que sucederá, con la misma incertidumbre que sufrimos nosotros. Él sabe de silencios, de miedos, de dudas. Pero con sus discípulos sube a la montaña de la oración, del encuentro y de la escucha. En contacto con Él y con el Padre se nos ilumina el corazón, como a Jesús, y escuchamos su voz: “Id con Jesús a Jerusalén, hacia el futuro, confiados…”. Queremos bajar del monte, convertidos en “personas luz” y echarnos a andar por nuestras calles y caminos sembrando la esperanza luminosa que viene del Señor (Pastoral diocesana).

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San Rosendo en su novena. Bendición de su imagen en la girola de la S. I. Catedral de Ourense

San Rosendo

28 – II – 2021 Fitos importantes

e acentos para Igrexa do século XXI:

  • S. Rosendo, Fillo de una nobre familia cristiá. A familia é peza imprescindible para transmitir a fe ós nenos e ós mozos: “As familias, transmisoras da fe”, rezaba o lema da visita do Papa, Benedicto XVI a Valencia.

 

  • S. Rosendo, un mozo do seu tempo. A formación dos mozos e mozas, tamén a relixiosa,  é deber ineludible das familias, que ten que contar ca axuda das distintas institucións civís e relixiosas. A promoción vocacional á vida sacerdotal e relixiosa e tarefa prioritaria e urxente da pastoral da Igrexa.

 
  • S. Rosendo, un Bispo pacificador. Os bispos e os sacerdotes ten a obriga de “facer da Igrexa a casa e a escola da comuñón” na que todos nos sintamos a gusto e en boa harmonía.

 

  • S. Rosendo, un Bispo Fundador. O Evanxeo en Europa levou a santidade a moitos dos seus fillos: “Todos eles, coma ‘pedras vivas’, unidas a Cristo ‘pedra angular’, construíron Europa como edificio espiritual e moral, deixando a posteridade a herdanza máis preciosa”. Europa non sería Europa sen os santos fundadores.
  •  S. Rosendo, un Bispo Gobernador de Galicia. Estamos traballando para conseguir un segundo Estatuto para a comunidade autonómica de Galicia en parangón cas demais comunidades do Estado Español. Boa falta nos fai que san Rosendo nos bote unha man para que miremos máis alá das ideoloxías partidistas e pensemos no ben común de tódolos galegos e galegas. Que os nosos gobernantes non esquezan a ensinanza do Mestre, que “non veu a ser servido, senón a servir e a dar a súa vida en rescate por todos”( Mc. 10,45).

 

  • S. Rosendo, un Bispo Monxe. Unha forte chamada a nosa Igrexa en Galicia para que tome conciencia da importancia da vida relixiosa no pobo cristiá: monxes, relixiosos e persoas consagradas. En verdade, en Galicia estamos vivindo momentos críticos no referente ás vocacións a vida consagrada

 

  • S. Rosendo, un Bispo Santo. Santos son aqueles que dan confianza e permiten estar ó seu lado, dando ilusión e moita esperanza. A san Rosendo podémoslle aplicar aquelas palabras de  Xoán Paulo II: “só cando camiña na presencia do Señor, o Bispo pode considerarse verdadeiramente ministro da comuñón e da esperanza”.

Celanova canta a san Rosendo

Meu corazón, cela vella,

Tes as paredes hedrosas.

Rompendo a cantar estreas

Relampos de Celanova.

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A lingua enxerta no ar

Caraveis de arrecendo

Dunha roseira enxertada

No báculo de Rosendo

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Para a sementeira do lume

Teu devoto é gran de incenso,

Nube que rube pregando

Pola escadiña do ceo.

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Rumo de ceo sinala

Teu báculo san Rosendo

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Cuarema 3

Cuaresma

Domingo 1º de Cuaresma:

Una esperanza probada

A mediados de la Cuaresma del año pasado (compartida con toda la humanidad), nos sorprendió una emergencia sanitaria y social. Ahora se han vuelto cotidianas palabras difíciles de vivir y pronunciar, como “estar en cuarentena”, “confinamiento”, “medidas

sanitarias…”, y hemos tenido que vivir juntos una pandemia de consecuencias  dolorosas. Hemos comprobado que “ponerse en cuarentena” es ponerse en un proceso de curación y recuperación para superar un proceso vírico que daña el cuerpo propio y se propaga al cuerpo de los demás.

La Cuaresma litúrgica es un como un tiempo terapéutico para el crecimiento vital y espiritual, como un tiempo de practicar cuidados que ayudan a las personas y a la comunidad cristiana en su maduración y vivencia de la experiencia de Dios.

Estamos experimentando en este tiempo el “desierto” de la inseguridad y de la incertidumbre. No tenemos asegurado el éxito ni tenemos certezas de qué hacer y cómo, ni cómo será nuestro futuro. Es un tiempo para dar espacio a la interioridad, al silencio, a la oración y al trabajo personal para mirar de frente esta “desolación” en la que estamos.

Jesús también vivió el “desierto” y fue tentado con nuestras mismas tentaciones. Pero salió reforzado y más convencido aún de la experiencia recibida: dentro de todos los “desiertos” de nuestra humanidad hay un oasis escondido: el Reino de Dios que no ha muerto. Lo llevamos escondido. Será necesario no dejarnos envolver por las tentaciones que nos paralizan (creernos los mejores, únicos, poderosos, propietarios o enfadados porque no somos el centro del mundo o no somos aplaudidos) y ponernos en búsqueda para encontrar ese tesoro que nos abre a la esperanza desde la conversión.

Ponernos en marcha por senderos nuevos, abandonar tanto lastre que nos impide viajar, hablar y servir libres y ligeros para ser testigos de la Buena Nueva como pregoneros y no como propietarios. ¡No todo está perdido! (Pastoral diocesana).

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Cuaresma 1

Cuaresma 2021

Cuaresma  2021

 HEMOS PUESTO EN CRISTO NUESTRA ESPERANZA”

Diócesis de Ourense

La esperanza en Cristo no defrauda

 Estamos padeciendo desde hace casi un año ya, una auténtica “pasión”: la de vernos obligados a vivir en las antípodas de lo que realmente somos y queremos ser como seres humanos: interrelación, comunicación, cercanía, hogar, calor .…. Hoy la pandemia nos hace sufrir de soledad, distanciamiento, incertidumbre, miedo, muerte, incomunicación, aislamiento. En estas circunstancias, sentimos la tentación de maldecir el mundo y nuestra suerte y, buscar, por donde sea, chivos expiatorios de lo que nos  pasa. Sentimos la tentación de “tirar todo por la borda” y navegar con esa extraña y peligrosa “borrasca de la desesperanza”.

Sin embargo, por encima de todo, una frase del evangelio que escucharemos el 4º domingo de Cuaresma debería resonar en nosotros a lo largo de este tiempo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único… Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16-17).

 

La Cuaresma y la Pascua puede ser para nosotros, este año, un itinerario personal y comunitario en el que poder ponernos en sintonía con el Dios de la esperanza y de las esperanzas: Dios ama al mundo, a este mundo y lo ama precisamente en estas circunstancias, en este tiempo de pandemia que está transformando nuestras vidas. Dios nos invita, pues, a un camino de conversión al mundo para amarlo tal como Él lo ama . Un camino que es, a un tiempo, de “conversión” y de “esperanza”. Un camino de interiorización para que, acompañados por Dios, nuestro padre, y en seguimiento de Jesucristo, podamos convertir el absurdo en sentido, el “dolor” en “amor”, la angustia en esperanza (Pastoral Diocesana).

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Manos Unidas. Campaña contra el hambre

Manos Unidas lanza su Campaña 62

“Contagia solidaridad para acabar con el hambre”.

Día 14 de febrero

El mundo ha superado los 95 millones de contagios por coronavirus. Pero hay otras cifras aún peores. Este año, más de 800 millones de personas padecerán hambre en el mundo. Y 1.300 millones se ven ya afectadas por la pobreza.  

 En su Campaña 62, que en 2021 se desarrollará bajo el lema “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”, Manos Unidas se va a centrar en denunciar las consecuencias que la pandemia de coronavirus está teniendo entre las personas más vulnerables del planeta y en promover la solidaridad entre los seres humanos como única forma de combatir la pandemia de la desigualdad, agravada por la crisis sanitaria mundial, que castiga con hambre y pobreza a cientos de millones de personas en el mundo. 

Manos Unidas, que lleva más de 62 años trabajando fundamentada en el valor de la solidaridad universal, quiere reafirmar en 2021, con mayor firmeza que nunca: 

  • la dignidad de todo ser humano y sus derechos; 
  • la necesidad de generar nuevos estilos de vida más solidarios; 
  • y la urgencia, desde la política y la economía, de crear condiciones de vida más humanas, centradas en la dignidad de cada persona y en el bien común. 

Por eso, Manos Unidas quiere que este año aumenten los contagios de solidaridad, y no los que llevan a la enfermedad y la muerte. Y por eso quiere que te contagies del mensaje de su nueva Campaña y que colabores en la labor que llevan haciendo desde hace más de seis décadas: acabar con el hambre el mundo. 

Solo esto nos ayudará a superar las crisis sanitarias y a construir sociedades dignas para todas las personas. 

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Jornada mundial del enfermo

Jueves, 11 de febrero

Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes

Jornada Mundial del Enfermo.

Hoy, 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Este año bajo el lema “Cuidémonos mutuamente”.

 ¿Qué nos dice el Papa?

El Pontífice destaca la importancia de este momento para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. En particular, señala, a las personas que sufren en todo el mundo la pandemia del coronavirus, así como a los más pobres y marginados.

 El lema de la Jornada

El tema de la Jornada se inspira en el pasaje evangélico en el que Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen (cf. Mt 23,1-12) “La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo“. Cuando la fe se limita solo a palabras, sin involucrarse en la historia y las necesidades del prójimo, la coherencia entre el credo profesado y la vida real se debilita.

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Fiesta de la Presentación del Señor

Presentación del Señor

 Martes, 2 de febrero

“Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos” (Lc. 2, 30-31)

Cuarenta días después de Navidad, celebramos hoy la fiesta de la Presentación del Señor en el templo de Jerusalén. «En este relato la sabiduría está representada por los dos ancianos: Simeón y Ana, personas dóciles al Espíritu Santo, guia­das y animadas por Él. Es curioso advertir que, en esta ocasión, los creativos no son los jóvenes, que cumplen puramente la Ley, sino los ancia­nos, que ven en el Niño el cumplimiento de la Ley y las promesas de Dios. Y son capaces de hacer fiesta» (Papa Francisco).

 Reflexión y plegaria

 “Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” (/Lc. 2, 32)

Los padres de Jesús lo llevan al Templo para consagrarlo al Señor como primogénito que es. En el caso de Jesús esta consagración adquiere un sentido muy especial, porque es el Hijo de Dios. Por parte de José y de María expresa el reconocimiento de que ese hijo no les pertene­ce. Por parte de Dios-Padre expresa la ofrenda del Hijo al pueblo de Israel y a la humanidad entera. Esto es lo que sabe captar la intuición de estos dos venerables ancianos en aquel niño indefenso y pobre. Gracias, Padre, por el don de tu Hijo, por la luz que recibimos de Él, nosotros y toda la humanidad (Misa Claret).

Fiesta del encuentro de los abuelos con los nietos

(Papa Francisco, 31 – I – 2021)

 “Pasado mañana, 2 de febrero, celebraremos la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, cuando Simeón y Ana, ambos ancianos, iluminados por el Espíritu Santo, reconocieron a Jesús como el Mesías. El Espíritu Santo sigue suscitando hoy pensamientos y palabras de sabiduría en los ancianos: su voz es preciosa porque canta las alabanzas de Dios y custodia las raíces de los pueblos. Nos recuerdan que la vejez es un don y que los abuelos son el eslabón entre generaciones, para transmitir a los jóvenes la experiencia de la vida y la fe. Los abuelos son a menudo olvidados y nosotros olvidamos esta riqueza de custodiar las raíces y transmitirlas. Por ello, he decidido instituir la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebrará en toda la Iglesia todos los años el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de los santos Joaquín y Ana, los «abuelos» de Jesús. Es importante que los abuelos se encuentren con los nietos y que los nietos se encuentren con los abuelos, porque -como dice el profeta Joel- los abuelos ante los nietos soñarán, tendrán ilusiones [grandes deseos], y los jóvenes, tomando fuerza de sus abuelos, irán hacia adelante, profetizarán. Y precisamente el 2 de febrero es la fiesta del encuentro de los abuelos con sus nietos”. Galería de fotos:   ]]>